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viernes, enero 24, 2014

PONFERRADA Y SUS PUEBLOS. RELACIONES MEJORABLES.


PONFERRADA Y SUS PUEBLOS, POR UNAS RELACIONES MEJORABLES,

Por Xabier Lago Mestre.
falaceibe@yahoo.es

A finales del año pasado se aprobó la Ley de racionalización y sostenibilidad de la administración local. Esta norma ha sido muy cuestionada, tanto social como políticamente,  por considerarse que restringe la autonomía local. Pero sin duda más grave es la amenaza de supresión de los llamados entes locales menores, también conocidos como pedanías o juntas vecinales de los pueblos. El texto legal, finalmente aprobado, determina la supresión de estos peculiares entes cuando “en el ejercicio presupuestario inmediato anterior, incumplan con el objetivo de estabilidad presupuestaria o con el objetivo de deuda pública (…)” (artículo 116 bis). Otra causa de disolución acontecerá sino cumplen con el siguiente mandato legal, “con fecha de 31 de diciembre de 2014, las entidades de ámbito inferior al Municipio deberán presentar sus cuentas ante los organismos correspondientes del Estado y de la Comunidad Autónoma respectiva (…)” (disposición transitoria 4ª). 



Además, con carácter general, las pedanías pierden su anterior condición de entidades locales (art. 3.2), salvo “las entidades de ámbito territorial inferior al Municipio existentes en el momento de la entrada en vigor de la presente Ley (…)” (disp. trans. 4ª). Este último caso es el de las actuales juntas vecinales de la región de El Bierzo. Así pues, nuestras pedanías mantendrán su personalidad jurídica. No cabe duda de que el mantenimiento de esta personalidad jurídica se ha conseguido gracias a la movilización vecinal y resistencia de nuestros pueblos durante los meses anteriores pues la intención gubernamental inicial era muy distinta.
Esta peculiar coyuntura política, tan adversa para las juntas vecinales, se debe insertar en la pugna propia entre instituciones. Los grandes entes públicos preteden apropiarse de los recursos económicos de los pueblos, en este caso sus bienes comunales. Para clarificar este tema conviene apoyarse en las fuentes históricas, y más concretamente, en las relaciones entre Ponferrada y sus pueblos. 

RELACIONES HISTÓRICAS CONFLICTIVAS.


Las comunidades rurales medievales fueron evolucionando de distinta manera según los aconteceres históricos. Las menos se convirtieron en villas con el apoyo de reyes y señores, pero la mayoría pasaron a depender de los diversos poderes señoriales (laicos, obispados o monasterios), mientras otras desaparecieron tras la despoblación.

Por lo que toca a la villa de Ponferrada, gracias al apoyo de sus señores, caso de los condes de Lemos y de los sucesivos reyes al pasar a realengo, consiguió ejercer su peculiar señorío colectivo sobre su jurisdicción de 13 aldeas durante siglos. Las relaciones entre villa y pueblos no siempre fueron pacíficas por razón de la jerarquía urbana y la subordinación rural. 



Conviene recordar la diversa conflictividad derivada de las exigencias de Ponferrada a sus pueblos. Así acontecía con el mantenimiento de las infraestructuras (cercas, cárcel, puentes...), que podían incluir prestaciones personales, carros, animales y materiales de construcción por parte de los pueblos. Otro tanto sucedía con las obligaciones militares (levas, alojamiento de soldados, repartos de grano, forrajes...). Y no podemos olvidar el pago de los diversos tributos, los reales (millones, donativos...) o los municipales (castillaje, sisas, fielatos...), que Ponferrada podía repartir al por menor entre sus aldeas. El excesivo proteccionismo económico de la villa afectaba negativamente a los pueblos en el tema de los abastos de carne, vino, grano o nieve. Y los numerosos pleitos de términos con jurisdicciones vecinas también eran sufragados por los pueblos. Por otra parte, había que pagar los servicios de ciertos oficiales urbanos cuando ejercían en los pueblos, caso de los escribanos o del corregidor. Los abusos de estos últimos provocaron la regulación real de sus servicios. 

EL DIFÍCIL RECONOCIMIENTO POLÍTICO DE LOS PUEBLOS.  

Frente al poder político de la villa de Ponferrada, representado tanto por su regimiento como por el corregidor real, la tierra reivindicó su cuota de poder alternativo. Razón por la cual las 13 aldeas de Ponferrada estuvieron representadas por el llamado procurador general de la tierra. Este representante de los pueblos, elegido y pagado por éstos, fue el defensor de sus intereses frente al gobierno de la villa. E incluso esta función de contrapoder rural fue cuestionada cuando se intentó por Ponferrada suprimir este cargo de procurador de la tierra (marzo de 1574).

La revolución liberal del siglo XIX desmanteló el llamado Antiguo Régimen. El nuevo estado constitucional suprimió la organización territorial tradicional. Los anteriores reinos y jurisdicciones señoriales fueron sutituidos por provincias y municipios. Y para fortalecer las nuevas instituciones liberales y sus dirigentes burgueses se procedió a la desamortización de bienes eclesiásticos y comunales de los pueblos.


   
Ante la supresión de las antiguas jurisdicciones, las villas pasaron a ser ayuntamientos y sus pueblos quedaron como simples anexos o barrios. Durante las elecciones municipales, posteriores a la aprobación de la Constitución de 1812, Ponferrada intentó negar el derecho de participación electoral a sus pueblos. Frente al centralismo ponferradino ciertos pueblos intentaron la experiencia municipalista por su cuenta en el siglo XIX. En San Andrés de Montejos hubo cierto movimiento autonomista en este sentido (abril de 1837). Pero la falta de recursos financieros hizo fracasar esas experiencias y acabaron incorporándose a Ponferrada, casos de Toral de Merayo (1871) y Columbrianos (1873).

Pero había un problema territorial por resolver que consistía en que los pueblos tenían sus bienes comunales y no contaban con personalidad jurídica para administrarlos por su cuenta. De ahí que a lo largo del siglo XIX hubiese un continuado debate político sobre esta conflictiva cuestión. Finalmente los pueblos consiguieron su reconocimiento jurídico como entes locales menores (1924), lo que suponía ser considerados como administraciones peculiares con autonomía. 



En el siglo XX, la progresiva centralización urbana de Ponferrada afectó negativamente a los pueblos de la contorna. En la zona sureña los pequeños núcleos montañosos no pudieron evitar su despoblación y falta de presupuesto. Finalmente otros municipios decidieron su supresión y la anexión en Ponferrada, San Esteban de Valdueza (1975) y Salas de Los Barrios (1980). 

HACIA UN MAYOR PROTAGONISMO DE LOS PUEBLOS.


La coyuntura política que comienza tras la aprobación de la citada Ley de racionabilidad y sostenibilidad de la administración local, así como el proceso histórico comentado, debe servir para iniciar una nueva etapa de relaciones entre Ponferrada y sus pueblos. No se puede negar el protagonismo que tiene la ciudad en el desarrollo futuro de los pueblos del municipio. 



En este sentido se debería fomentar una mayor participación de los pueblos en la vida municipal, evitando el centralismo capitalino. La participación se puede desarrollar a través de las juntas vecinales de los pueblos. Primero, a nivel más local, democratizando todo lo posible su funcionamiento (convocatorias perióricas, publicidad de los acuerdos, gestión pública de los bienes, presentación de cuentas, etc). Y, en segundo lugar, favoreciendo su representación en el debate de las diversas políticas territoriales del ayuntamiento de Ponferrada (infraestructuras, rehabilitaciones...), mediante la creación de un consejo de los pueblos, integrado por sus alcaldes pedáneos.

Finalmete, hacemos la propuesta para dar mayor protagonismo a nuestros pueblos en las fiestas de la Encina. Así, el Día de El Bierzo se podría revitalizar, con mayor asistencia popular, organizando una marcha de pendones de los pueblos y barrios, tanto del municipio como de otros vecinos. Los pendones son unos símbolos históricos y territoriales que identifican a cada uno de nuestros pueblos. Creemos que este acto tan vistoso sería una buena forma de dignificar nuestros pueblos y sus vecindarios. Y en este sentido bien adecuado sería hacer un homenaje permanente a nuestros pueblos mediante la creación de una escultura urbana que representase a nuestros pueblos a través de sus pendones concejiles.

O Bierzo, xaneiro de 2014.
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