A TERRITORIALIDADE REXIONAL D´O BIERZO.
LA TERRITORIALIDAD REGIONAL DE EL BIERZO,
Por Xabier Lago Mestre.
falaceibe@yahoo.es
Los políticos nos han anunciado que en 2008 se va a reformar la Ley del Consejo Comarcal de El Bierzo. No es la primera vez que nos prometen lo mismo, pero os bercianos tenemos la necesidad de confiar de nuevo en que en esta ocasión sí van en serio. Resulta conveniente iniciar cuanto antes el largo debate reformador para hacer propuestas convenientes desde El Bierzo. En esta primera entrega de artículos entramos en el análisis del modelo territorial que precisamos.
Comenzamos diciendo algo que se entiende bien desde El Bierzo pero que resulta de difícil comprensión para los de fuera. El Bierzo es mucho más que una comarca. La ordenación territorial adecuada de esta zona periférica tiene que referirse a un espacio regional formado por numerosas comarcas (El Bierzo bajo, Boeza, Sil alto, Ancares, Valcarce, Selmo entre otras). Pero la problemática territorial se complica cuando otras comarcas vecinas entran dentro del área funcional que ejerce la ciudad de Ponferrada, casos de Laciana y La Cabrera baja. Además las vías de comunicación estatales permiten la extensión de dicha dependencia funcional con comarcas más lejanas, Valdeorras y los municipios de Villagatón, As Nogais y Becerreá. Incluso habría que valorar los cambios geofuncionales que provocará la futura autovía Ponferrada-Ourense, respecto a las comarcas gallegas de Quiroga, Trives y O Bolo, que estarán más cerca de la capital berciana.
Este amplio espacio regional Sil-este es comandado por el desarrollo económico de El Bierzo que fija lazos de dependencia funcional a todos los niveles (administrativo, sanitario, comercial, industrial, transportes, comunicaciones, ocio, etc). La lejanía de esta región económica de otros centros urbanos (A Coruña, Ourense, León, Oviedo…) favorece también el desarrollo endógeno.
Con todo esto queremos decir que hay que tener presente esta nueva realidad territorial a la hora de plantear la nueva organización político-administrativa de El Bierzo. Las escasas posibilidades de actuación del actual Consejo Comarcal impiden una mejor articulación geofuncional de este amplio marco regional El Bierzo-Sil-este. Adaptemos pues el organigrama administrativo a un espacio regional berciano gobernado por un Consejo General. Esta dinámica política regional berciana precisa también de una representación no municipal, como la actual, sino de las distintas comarcas que integren el Consejo General.
El Consejo berciano debe tener límites administrativos, como cualquier otra institución de carácter territorial, pero éstos procurarán ser permeables ante la realidad pluricomarcal circunvecina. La intervención política berciana para ser eficaz articulará la unión de las sinergias de los distintos núcleos policéntricos comarcales. Las diversas áreas rurales precisan de un centro urbano, Ponferrada en este caso, que comande el desarrollo político y económico. Lo peor que le puede suceder a El Bierzo es que no aproveche su situación geoestratégica para dirigir el desarrollo de esta amplia región Sil-este. Y para lograr esto hay que romper con todas las inercias políticas y económicas derivadas de nuestra situación de “frontera” entre Castilla y León y Galiza. La nueva política territorial exige la presencia de un Consejo General berciano capaz de establecer relaciones directas con las instituciones vecinas (Xunta de Galiza, Deputacións de Ourense y Lugo, mancomunidades y concellos galegos). El Bierzo tiene que “brincar o lindeiro” que nos separa de Galiza, para superar la mentalidad de frontera que tenemos desde siglos, y que nos ha impedido mantener unas relaciones plenamente normalizadas con nuestros vecinos del oeste.
Por Xabier Lago Mestre.
falaceibe@yahoo.es
Los políticos nos han anunciado que en 2008 se va a reformar la Ley del Consejo Comarcal de El Bierzo. No es la primera vez que nos prometen lo mismo, pero os bercianos tenemos la necesidad de confiar de nuevo en que en esta ocasión sí van en serio. Resulta conveniente iniciar cuanto antes el largo debate reformador para hacer propuestas convenientes desde El Bierzo. En esta primera entrega de artículos entramos en el análisis del modelo territorial que precisamos.
Comenzamos diciendo algo que se entiende bien desde El Bierzo pero que resulta de difícil comprensión para los de fuera. El Bierzo es mucho más que una comarca. La ordenación territorial adecuada de esta zona periférica tiene que referirse a un espacio regional formado por numerosas comarcas (El Bierzo bajo, Boeza, Sil alto, Ancares, Valcarce, Selmo entre otras). Pero la problemática territorial se complica cuando otras comarcas vecinas entran dentro del área funcional que ejerce la ciudad de Ponferrada, casos de Laciana y La Cabrera baja. Además las vías de comunicación estatales permiten la extensión de dicha dependencia funcional con comarcas más lejanas, Valdeorras y los municipios de Villagatón, As Nogais y Becerreá. Incluso habría que valorar los cambios geofuncionales que provocará la futura autovía Ponferrada-Ourense, respecto a las comarcas gallegas de Quiroga, Trives y O Bolo, que estarán más cerca de la capital berciana.
Este amplio espacio regional Sil-este es comandado por el desarrollo económico de El Bierzo que fija lazos de dependencia funcional a todos los niveles (administrativo, sanitario, comercial, industrial, transportes, comunicaciones, ocio, etc). La lejanía de esta región económica de otros centros urbanos (A Coruña, Ourense, León, Oviedo…) favorece también el desarrollo endógeno.
Con todo esto queremos decir que hay que tener presente esta nueva realidad territorial a la hora de plantear la nueva organización político-administrativa de El Bierzo. Las escasas posibilidades de actuación del actual Consejo Comarcal impiden una mejor articulación geofuncional de este amplio marco regional El Bierzo-Sil-este. Adaptemos pues el organigrama administrativo a un espacio regional berciano gobernado por un Consejo General. Esta dinámica política regional berciana precisa también de una representación no municipal, como la actual, sino de las distintas comarcas que integren el Consejo General.
El Consejo berciano debe tener límites administrativos, como cualquier otra institución de carácter territorial, pero éstos procurarán ser permeables ante la realidad pluricomarcal circunvecina. La intervención política berciana para ser eficaz articulará la unión de las sinergias de los distintos núcleos policéntricos comarcales. Las diversas áreas rurales precisan de un centro urbano, Ponferrada en este caso, que comande el desarrollo político y económico. Lo peor que le puede suceder a El Bierzo es que no aproveche su situación geoestratégica para dirigir el desarrollo de esta amplia región Sil-este. Y para lograr esto hay que romper con todas las inercias políticas y económicas derivadas de nuestra situación de “frontera” entre Castilla y León y Galiza. La nueva política territorial exige la presencia de un Consejo General berciano capaz de establecer relaciones directas con las instituciones vecinas (Xunta de Galiza, Deputacións de Ourense y Lugo, mancomunidades y concellos galegos). El Bierzo tiene que “brincar o lindeiro” que nos separa de Galiza, para superar la mentalidad de frontera que tenemos desde siglos, y que nos ha impedido mantener unas relaciones plenamente normalizadas con nuestros vecinos del oeste.
O Bierzo, febrero de 2008.
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