POLÍTICA MILITAR DE LA CORONA EN LA PROVINCIA DE EL BIERZO (1ª PARTE)
OBLIGACIONES MILITARES DE LA PROVINCIA DE EL BIERZODURANTE EL ANTIGO RÉGIMEN,
Por Xabier Lago Mestre.
Los habitantes de la llamada provincia de El Bierzo, durante la Edad Moderna (siglos XVI al XVIII), sufrieron las penurias ocasionadas por la excesiva y variada imposición fiscal. Recordemos los casos de los tributos señoriales (foros agrarios, quintos y cuartos por rotura de montes, castellaje, montazgo, penas de cámara, etc.), eclesiásticos (yantar por aposento al señor, diezmos, voto de Santiago, subsidios, excusados, etc.), de los ayuntamientos (rentas de puertas, fiel de pesos y medidas, foros y censos, arbitrios sobre tráficos y consumos, ingresos por cortas de madera o pastoreo en comunales, etc.) y de la Corona de Castilla (tercias, alcabalas, moneda forera, cientos y millones, penas de cámara, servicios ordinarios y extraordinarios, papel sellado, etc.). Además de esta presión fiscal había otra serie de obligaciones para los bercianos que podemos calificar de tributaciones no dinerarias. Nos referimos a las derivadas de los servicios militares o levas.
DIVERSIDAD DE GASTOS MILITARES PARA EL BIERZO.
Por razón de la participación de la Corona de Castilla en las numerosas guerras internacionales, la provincia de El Bierzo tuvo que soportar con dureza los cuantiosos y continuados gastos económicos y personales derivados de sus obligaciones militares. Continuamente la Corona pedía ayudas económicas (donativos para las guerras) o reclutamientos de soldados, voluntarios o forzosos, provocando graves perjuicios a la demogrtafía y a la economía agraria o artesanal berciana por la marcha de jóvenes y padres, muchos de los cuales no regresaron por defunción o deserción o lo hacían como discapacitados. También eran gastos los que derivaban del pago de salarios de diputados o comisarios del ayuntamiento para gestionar las tareas militares, o los a satisfacer por la compra de tambores o banderas que llevaban nuestras compañías y milicias bercianas.
En otras ocasiones se reclamaba, por parte de los órganos de la Corona, realizar gastos diversos, como pueden ser los derivados de la compra de armas o vestimentas para los soldados. En enero de 1635, se recibe carta real en Ponferrada "en que se mandan los señores de la Junta (de Defensa) que esta villa dé arbitrios para comprar y tener suficientes armas para su defensa (...)" (Francisco González González, Soldados, armas y dineros bercianos contra Francia, en 1635). El problema añadido es que no había dinero municipal y que para cubrir esos gastos militares había que imponer nuevos arbitrios en Ponferrada. Esto acontecía con los arbitrios impuestos sobre las ventas de ganado durante las ferias francas.
PETICIÓN REAL DE DONATIVOS PARA GASTOS DE GUERRA.
Los gastos militares eran un pozo si fondo para la Corona. De ahí que también se recurriese a la petición real de los llamados donativos voluntarios a los ayuntamientos. Esto mismo aconteció en el año 1659 con el donativo demandado por el rey Felipe IV a la villa de Ponferrada para nuevos gastos de guerra (Una villa del barroco, p.178). Para el pago de eses donativos reales hubo que establecer nuevos arbitrios sobre la población berciana, caso del donativo de 2500 ducados del donativo de 1629 para los gastos de guerra. Siendo el propio rey quien determinaba los arbitrios a fijar para su recaudación. Aún así Ponferrada no pudo pagar ese cuantioso donativo por lo que hizo petición de reducción a 1500 ducados, pero la Corona denegó tal rebaja (Una villa del barroco).
La guerra de Sucesión española ocasinó nuevos gastos a la hacienda municipal ponferradina. En 1706 hubo que pagar 6,000 reales para pagar el sueldo de soldados para el socorro de la ciudad de Salamanca (Una villa del Barroco).
LOS VASALLOS EXENTOS DE LAS LEVAS.
En la Edad Moderna la sociedad estaba regida por las desigualdades derivadas de los privilegios que dividía a los vasallos en grupos estamentales (clero, nobleza, hidalgos, pecheros...). En materia militar estos privilegios afectaban a quienes formaban parte de los mandos (capitanes generales, alféreces...), caballería o infantería. Esta dinámica de privilegios también tenía relación con los exentos de las levas, como eran los oficios concejiles, estudiantes, recaudadores de tributos, familiares del Santo Oficio, pastores, empleados de cecas, obreros industriales de lanas y seda, hidalgos, doctores, cirujanos y carniceros (Ruth Mackay, Los límites de la autoridad real).
ENARBOLAMIENTO DE BANDERA.
Cuando llegaba un capitán con órdenes reales de hacer una leva de soldados bercianos enarbolaba la bandera en las villas y pueblos de la provincia de El Bierzo. Normalmente esa bandera militar se colocaba en lugares poblados para atraer más los reclutamientos. El ayuntamiento o el concejo respectivo tenían que soportar los gastos derivados de los alojamientos de soldados y capitanes, alimentos de soldados y bestias, vestimentas, y desplazamiento de los soldados para León, Sargentía Mayor del Reino.
Entre marzo y mayo de 1668, la reina gobernadora permitió al capitán Luis Montero de Espinosa enarbolar bandera en Ponferrada y levantar compañia de 100 hombres en El Bierzo para los tercios de Flandes. El ayuntamiento estableció una casa para el alojamiento del capitán y sus soldados en la plaza de las Eras, y cubrió los demás gastos de su estancia.
O Bierzo, xaneiro de 3014.
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