viernes, octubre 12, 2007

CLARIFICACIÓN DEL BERCIANISMO POLÍTICO (1ª PARTE)


CLARIFICACIÓN DEL BERCIANISMO POLÍTICO (1ª PARTE) ,
Corrente berciano-galega (obierzoxa@lycos.es).

Uno de los problemas que tiene el bercianismo político es la falta de clarificación conceptual. En este caso intentaremos aportar elementos de debate suficientes para elaborar un programa de mínimos para el bercianismo político.

EL BERCIANISMO AUTONOMISTA Y VANGUARDISTA.-

El bercianismo social y político demandó la autonomía para El Bierzo, aprovechando las nuevas libertades de la Transición democrática. El Movimiento Regional Berciano (abril de 1977) reclamó formar con Laciana y Valdeorras la Región del valle del Sil, y el 23 de abril de 1979 se legalizó el Partido de El Bierzo. La Constitución española de 1978 posibilitó la formación de comunidades autónomas, partiendo de las nacionalidades y las regiones (artículo 2), a la vez que establecia un procedimiento muy complicado para la creación de nuevas provincias, "cualquier alteración de los límites provinciales habrá de ser aprobada por las Cortes Generales mediante ley orgáncia" (art. 141.1). El bercianismo político aprovechó esta oportunidad constitucional para reclamar la concesión de una comunidad autónoma, siguiendo el ejemplo de otras regiones, casos de La Rioja, Cantabria o Asturias. A la vez la Coordinador Berciana (formada por IB, AVI y PB) rechazó la autonomía castellano-leonesa (abril de 1980).

La imposibilidad de conseguir los reconocimientos legales de provincia o de región para El Bierzo no impidió al bercianismo político reivindicar una mayor descentralización. En este sentido tenemos la consecución de la desconcentración de servicios de la Junta de Castilla y León, la Diputación Leonesa o el campus universitario en Ponferrada de la Universidad de León.

La continua presión del bercianismo social y político por la autonomía territorial obligó a los partidos estatales a conceder, tras un largo proceso negociador, un estatuto de comarca (Ley 1/1991, de 14 de marzo). Esta institución ha resultado insuficiente (competencias, financiamiento, sistema electoral, etc) para satisfacer las expectativas autonomistas de El Bierzo. De ahí que la demanda política continúa y se concreta en la reforma de la Ley de la Comarca de El Bierzo y del Estatuto de Autonomía de Castilla y León, de forma que en estas dos normas se reconozca más capacidad de autogobierno.

Conviene no olvidar que el futuro proceso institucional de El Bierzo debe tener un carácter reivindicativo progresivo, con capacidad negociadora de adaptarse a las contradictorias coyunturas políticas. El bercianismo político no pude perder su sentido vanguardista. Los partidos mayoritarios y con dependencias ajenas son más conservadores respecto a los cambios institucionales que El Bierzo demanda y necesita. De ahí el papel que debe jugar el bercianismo político como incentivador de esos cambios, y para eso hay que motivar la movilización social presionante ante un poder institucional anquilosado.

EL BERCIANISMO TERRITORIAL.-

A lo largo del valle del Sil-Este existen distintas comarcas que interrelacionan históricamente dentro de una región natural, condicionada por los límites geográficos. El Bierzo ocupa una posición de centralidad en este amplio espacio de variadas relaciones geofuncionales. Las relaciones más directas afectan a los territorios de Laceana, O Bierzo, A Cabreira y Valdeorras, pero las influencias llegan también a las comarcas vecinas de Os Ancares y Quiroga lucenses y O Bolo y Trives ourensanos.

O Bercianismo político debe tener presente esta peculiar problemática interterritorial. El establecimiento de peculiares y preferentes relaciones con estos territorios vecinos es fundamental para el desarrollo de El Bierzo y, al mismo tiempo, para el resto de comarcas limítrofes. El Bierzo puede bien hacer de locomotora económica respecto a todo el espacio regional comentado. La presencia de un centro urbano, caso de Ponferrada, es fundamental para el desarrollo endógeno de todos los territorios, capaz de evitar las excesivas dependencias de otros centros urbanos más elejados. Siempre será mejor cierta dependencia económica y administrativa de una ciudad mediana urbano, insistimos en Ponferrada, que de otras grandes urbes como A Coruña, Vigo, León o Valladolid.

El problema territorial de El Bierzo plantea la necesidad de fijar prioritarias relaciones con Galiza, con la que compartimos espacios naturales de especial interés ambiental. Nos referimos a Os Ancares, Serra dos Cabalos o A Enciña da Lastra, ribeiras do Sil, Camín de Compostela, Vía Nova romana, etc. No resulta conveniente la protección de estos espacios de manera individualizada por El Bierzo, y sí de forma conjunta con Galiza.

EL BERCIANISMO HISTÓRICO.-

Uno de los problemas que tiene el bercianismo es que no se conoce bien la historia de este territorio. La dependencia investigadora que tenemos de la historiografía leonesa o castellana condiciona una visión más objetiva de nuestro pasado. Debemos analizar más profundamente nuestro devenir institucional.

Nuestro pasado histórico nos recuerda que El Bierzo siempre tuvo cierto reconocimiento territorial-institucional. Así aconteció con los sucesivos condado, tenencia, meridad menor medievales, con el corregimiento-provincia y el partido fiscal durante la Edad Moderna, la provincia de Villafranca del Bierzo, el partido administrativo o el partido judicial de Ponferrada. La integración de El Bierzo en otras unidades político-administrativas superiores no resta importancia al citado reconocimiento territorial-institucional, casos de la provincia Gallaecia, el reino de León o la corona de Castilla.

La historia concreta la existencia de la provincia de El Bierzo desde fines del siglo XV. Tras la compra de Ponferrada por los Reyes Católicos (1486) se fijó en ella el respectivo corregimiento de la villa y de la provincia de El Bierzo. Sin embargo la denominación provincial, asociada a nuestro territorio, ya había aparecido mucho antes. Resulta que en un documento del monasterio gallego de Samos surge la expresión "in provincia Bergido" (año 973). Lo cierto es que la provincia de El Bierzo tiene continuidad a lo largo de toda la Edad Moderna (siglos XVI al XVIII). Esta provincia no tenía un órgano de gobierno propio, el corregidor de Ponferrada era la máxima autoridad real en toda ella.

Será la provincia liberal de Villafranca del Bierzo, aprobada por Decreto de 27 de enero de 1822, la que consigue tener un órgano de gobierno propio con su Diputación. El territorio que comprendía esta provincia incluía las comarcas de Valdeorras, A Cabreira y Palacios del Sil. La inclusión de esta provincia en la leonesa, con la reforma uniformista y centralista de Javier de Burgos (1833), no desanimó a los bercianos que continuaron luchando por la recuperación de su institución a lo largo de todo el siglo XIX. Además hay que tener en cuenta que hubo diversos proyectos que pretendían la modificación de la organización territorial vigente, tanto estatales como regionales, que propusieron la recuperación de la institución provincial o la integración de El Bierzo en Galiza.


O Bierzo, outubro de 2007.


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