LA LEY DEL PATRIMONIO CULTURAL Y LAS LENGUAS
EL PATRIMONIO CULTURAL Y LAS LENGUAS,
Por Javier Lago Mestre.
Las Cortes de Castilla y León
acaban de aprobar una nueva Ley de Patrimonio Cultural. Esta norma tiene
variados apartados que darían para amplios debates. Pero en este caso nos
centraremos en una temática particular. Nos referimos al tratamiento que se da
al patrimonio inmaterial, en su concreción idiomática. Resulta que las
referencias al patrimonio lingüístico son muy escasas, lo cual resulta
sorprendente.
En
dicha Ley autonómica se constata la mención al patrimonio cultural, “también
forman parte del mismo el patrimonio documental, bibliográfico y lingüístico”
(art. 12.1). Más adelante leemos la referencia a los bienes de interés
cultural, “tradiciones y expresiones orales, incluidas las modalidades y
particularidades lingüísticas como vehículo del patrimonio cultural inmaterial”
(art. 22.1.b). ¡Curioso! Esas dos palabras, modalidades y particularidades,
parecen querer minimizar y devaluar el patrimonio lingüístico. Y nos recuerdan
otras del mismo tenor, hablas, dialectos, variedades, chapurreao, mistura… que
nos traen referencias de tiempos pasados cuando se despreciaba el bilingüismo
regional peninsular.
El
Estatuto de Autonomía de Castilla y León reconoce expresamente tres lenguas, a
saber, castellano, leonés y gallego (art. 5). Por eso no se entiende que la
dicha Ley del Patrimonio Cultural se refiera a “modalidades y particularidades
lingüísticas”. Lo cierto es que en Castilla y León se hablan 4 lenguas
territoriales con el eusquera del norte de Burgos. ¿Qué se pretende con esta
diferenciación terminológica?. Hay una clara intencionalidad política de
devaluación lingüística. Lo que son lenguas e idiomas pasan ahora a ser simples
modalidades y particularidades. Se utiliza de nuevo el lenguaje jurídico con pretensión
política de desprestigiar o ignorar los idiomas minorizados. Nadie puede dudar
que la terminología puede manipularse, denigrar o valorizar ciertas palabras
tiene sentido para el poder.
Recordamos
la comentada mención expresa a las lenguas de Castilla y León en el Estatuto de
Autonomía. Pues bien, la lógica jurídica y política precisa de un desarrollo
legislativo de mencionado artículo 5. Sin embargo, las Cortes autonómicas no
han cumplido con su obligación de aprobar una Ley de lenguas de Castilla y León.
Por eso era de esperar que dicha Ley del Patrimonio Cultural hiciera una mayor
incidencia en la regulación jurídica del patrimonio lingüístico para compensar
la escasa protección idiomática actual. Estamos ante una nueva oportunidad
política perdida para mostrar el debido respeto por nuestro patrimonio
lingüístico.
Falta
decir que en la disposición final 1ª, de dicha Ley del Patrimonio Cultural hay
una nueva mención al patrimonio lingüístico. Sí, se nos anuncia que ese patrimonio
lingüístico, mencionado en artículo 5 del Estatuto de Autonomía, “se regirá por
sus normas específicas”. Mucho nos tememos que no se refiere a la aprobación de
la necesaria Ley de Lenguas de Castilla y León, quizás futuras normas menores
para la concesión meras subvenciones de algunas actividades lingüísticas, con
el pretexto de evitar el reconocimiento de derechos idiomáticos a sus
hablantes.
Continúa
dicha disposición final 1ª con la referencia a que las administraciones
competentes “adoptarán las medidas oportunas tendentes a la protección y
difusión” lingüística. Referencia indirecta al intervencionismo de la Junta de
Castilla y León y a las instituciones locales. La Junta autonómica tiene la
obligación estatutaria de “respeto y
protección de la lengua gallega” (art. 5) de El Bierzo. Sin embargo,
poco más ha hecho que permitir parcialmente la enseñanza pública de este
idioma. Aunque también denunciamos que la Ley del Régimen Local impone que el
nombre de los municipios “habrá de ser en lengua castellana” (art. 24.1).
Ejemplo claro de imposición idiomática. Por otra parte, la Universidad de León
tiene una Cátedra de Estudios Leoneses que acostumbra pasar del gallego, no así
del leonés presente en sus numerosas conferencias. Recientemente dicha Cátedra
ha convocado un concurso sobre toponimia “para difundir aspectos específicos de
la cultura en el ámbito leonés”, esperemos que esa cultura leonesa admita también
la especificidad toponímica de la otra cultura gallega de El Bierzo.
La
Diputación de León cuenta con su Instituto Leonés de Cultura, pues bien, en sus
actividades la promoción del gallego ocupa un espacio residual. No edita
publicaciones ni conferencias en gallego, solamente publicita un video por O
Día da Lingua Galega, y concede una subvención escasa para un concurso escolar
en gallego. Ultimamente ha convocado subvenciones para talleres culturales de
juntas vecinales, donde se sugiere la “iniciación al leonés”, según consta en
su página web. Así el idioma gallego se ignora de nuevo, esta dinámica política
hay que calificarla de discriminatoria con la lengua de El Bierzo.
Hemos
visto varias administraciones que intervienen en materia cultural sobre el
idioma gallego. Ahora bien, no parece lógico que esas instituciones que no
utilizan este idioma porque no lo conocen tengan competencia cultural en el
fomento del gallego. El principio administrativo de subsidiariedad determina
que las competencias sean ejercidas por la institución local más cercana a los
ciudadanos. ¿Qué pinta el Instituto Leonés de Cultura interviniendo en el
gallego cuando lo debería hacer el Consejo Comarcal de El Bierzo?. ¡Hay que
descentralizar ya! por parte de la Diputación de León en la institución
comarcal, mediante convenio de trasferencia, delegación o encomienda de
gestión. Esto sería lógica política y eficacia administrativa frente al
centralismo cultural que denunciamos. El Consejo Comarcal está donde vivimos los
hablantes de gallego, y no a más de 100 kilómetros donde reside la sede del
Instituto Leonés de Cultura, asentado en otro ámbito lingüístico muy diferente.
Estamos
hartos de viejas políticas culturales que se reducen a convocar concursos de
recuperación de literatura oral, recopilación de topónimos rurales, fijación de
imaginarias isoglosas filológicas, investigaciones de hablas locales, etc. En
El Bierzo defendemos un idioma gallego moderno que nos une a la amplia
comunidad lingüística del noroeste, y que nos puede abrir más al mundo con el
internacionalismo del portugués. Para esto precisamos de la normativización del
gallego (nuevo léxico, gramática, fonética…), además de la normalización que
nos ampliará los ámbitos lingüísticos (enseñanza, administración,
digitalización, inteligencia artificial, etc). Por todo ello, resulta inútil
insistir en trasnochadas políticas culturales, anquilosadas en el
tradicionalismo dialectal, sin fomentar idiomas regionales con miradas de
futuro por caminos de progreso tecnológico.
O Bierzo, julio de 2024.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home