domingo, febrero 06, 2011

CAMBIOS TOPONÍMICOS EN LA REGIÓN DE EL BIERZO (1ª PARTE)


CAMBIOS TOPONÍMICOS HISTÓRICOS EN LA REGIÓN DE EL BIERZO (1ª PARTE),
Por Xabier Lago Mestre, del colectivo Fala Ceibe do Bierzo.



La implantación de la lengua de Castilla en la llamada provincia de El Bierzo tuvo lugar de una forma progresiva desde finales de la Edad Media. El asentamiento del aparato burocrático estatal de la Corona de Castilla sin duda tuvo sus consecuencias lingüísticas. Veremos seguidamente, mediante varias entregas, algunos aspectos de esta peculiar problemática institucional y cultural en nuestra región.

LOS CENSOS FISCALES CASTELLANOS.
Los censos fiscales de la Corona de Castilla nos facilitan variada información sobre la toponimia de la provincia de El Bierzo. Los censos comprendían las ciudades, villas y lugares de la Corona, así como el número de vecinos pecheros ya que estos eran los que pagaban los impuestos reales. Para elaborar los censos, la burocracia castellana se sirvió de sus diversos agentes fiscales, es decir, contadores, tesoreros, cogedores, corregidores, arrendadores y demás. Estos interpretaron a su personal manera, según sus escritos conservados, la toponimia de los lugares visitados. Si ya era problemático denominar a núcleos de población de Castilla, peor era su intervención a la hora de interpretar la toponimia de regiones con otra lengua territorial propia, caso de El Bierzo.


Los oficiales reales, encargados de la inspección y recaudación fiscal, venían de fuera de El Bierzo, mandados por la Corona desde Castilla. Por supuesto no entendían para nada el idioma gallego, la consecuencia de esto era su confusa o errónea interpretación de la toponimia local. Los agentes fiscales tenían que interpretar la lengua gallega oral de los bercianos y traducirla al castellano escrito.


Esta comentada dinámica fiscalizadora provoca la confusión recaudadora en muchos casos. “En la receptoría de su magestad andan corrompidos los nombres de los lugares, y no se dize el propio nombre de muchos lugares, y otros que andaban fuera de receptoría. Devese hazer las receptorías de aquí adelante conforme al dicho paresçer” (año 1528). El receptor de tributos por El Bierzo, el castellano Francisco de Santiago, tiene clara la confusión de nombres de lugares que hay en los censos.


LAS ORDENANZAS CONCEJILES.
Las ordenanzas concejiles eran elaboradas por los vecinos de los pueblos y las aldeas. Estas normas jurídicas son anteriores a la creación de los ayuntamientos y los municipios del siglo XIX. Su contenido forma parte del llamado derecho consuetudinario berciano. Las ordenanzas concejiles que conservamos son de los siglos de la Edad Moderna (XVI al XVIII). Estas normas generales regulan la vida política, social, agrícola, ganadera, económica y religiosa de los habitantes de las poblaciones afectadas.


Como decimos las ordenanzas se elaboraban y aprobaban provisionalmente por la asamblea vecinal. Pero posteriormente eran aprobadas definitivamente por los poderes superiores. En las zonas de realengo de El Bierzo, intervenía el corregidor de Ponferrada, El lugar de Orbanayo presenta sus ordenanzas ante el corregidor de Ponferrada en 1672, “echas por los homes buenos, jurados que el dicho concejo nombra para la recopilación de las ordenanzas antiguas en que el dicho concejo gobernaba (…) y las aprobó por ser justas y convenientes para el servicio de Dios y de su Magestad y conservación de sus vecinos”. Por otra parte, el concejo de Castropodame pide permiso al corregidor mencioado para hacer nuevas ordenanzas concejiles en 1672.


En los señoríos laicos e eclesiásticos, eran los corregidores y los alcaldes mayores los encargados de autorizar la elaboración de las ordenanzas y de aprobarlas definitivamente. Por supuesto, estos oficiales, reales o señoriales, tenían potestad discrecional para modificar las ordenanzas por mor de su jerarquía administrativa.


Por otra parte, los topónimos locales (nombres de terrenos comunales, lindeiros geográficos…), podían ser traducidos por los escribanos de turno en caso de no sonarles bien (caso de Valcarcel, Barjas, Cornatel…). El desconocimiento de la lengua gallega provocaba no seguir la etimología originaria y cometer errores ortográficos (Balboa, Sotelo, Sotoparada…). Con el paso del tiempo se llega a la castellanización parcial de los topónimos bercianos (Cantejeira, Las Médulas, Toral de los Vados, La Barosa…) o total (La Cabrera, Dehesas, Villavieja, Villabuena…).


O Bierzo, febreiro de 2011.
http://www.obierzoceibe.blogspot.com/