CEREMONIALES CON BANDERAS EN LA VILLA DE PONFERRADA.
CEREMONIALES CON BANDERAS EN PONFERRADA,
Por Javier Lago Mestre.
El Bierzo cada
vez más se identifica con su bandera, conocida popularmente como Cruceira. Esta
bandera tiene una corta historia pues fue creada en 2000. Ahora bien, sorprende
la rápida difusión que ha alcanzado, en actividades deportivas (futbol,
baloncesto…), manifestaciones, internet y demás, hasta tal punto que supera en
su utilización a otras muchas. Recordemos que hay muchas banderas oficiales que
presiden edificios públicos y que no tienen ningún uso popular.
Lo cierto es que en la historia de
El Bierzo las banderas locales tuvieron una importante presencia social. En la
llamada Edad Moderna podemos indicar que los concejos rurales tenían sus
grandes pendones o pequeñas pendonetas, según su capacidad económica, y que
presidían sus fiestas patronales o romerías. Las villas organizaban sus
milicias, con su bandera y tambor, formadas por soldados que acudían a las
numerosas guerras peninsulares, internacionales o a la defensa de Sanabria.
Tampoco podemos pasar por alto que las cofradías, gremiales o religiosas,
poseían sus pendones y estandartes para los desfiles respectivos.
Aparte de esto destacamos los
ceremoniales de proclamación de los reyes de España que tenían lugar en
Ponferrada. Podemos suponer que el ser esta villa de realengo y tener unos oficiales
conocidos como corregidores favoreció la celebración de estos actos
institucionales públicos. Estos ceremoniales fueron comunes en las ciudades y
villas de Castilla. Se trataba con esos actos de exaltar el poder real y de
facilitar la reafirmación política, para ello contaban con la debida
teatralidad y ornato, retratos reales, cabalgadas, desfiles civiles y
militares, etc. Todo ello tiene antecedentes en los vasallajes medievales de
aceptación reyes y señores por sus vasallos.
En el siglo XVII, en la proclamación
del rey Fernando VII, en 1746, Ponferrada hubo una cabalgada, con soldados de
milicias y desfile de regidores, alférez y corregidor. El desfile
cívico-militar tenía lugar entre la plaza del mercado o de la Encina, donde
vivía el alférez. Este cargo local era patrimonial de sucesivas familias
(Yebra, Bahamonde…) y desempeñaba funciones militares. La comitiva salía de
dicha plaza para trasladarse por la calle del reloj a la plaza de la Eras.
Dicho estandarte se colocaba en la balconada del ayuntamiento, presidiendo el
acto político. El alférez era el encargado de realizar el acto de juramento
popular. Así tremolaba el estandarte en dicha plaza y decía, “Ponferrada,
Ponferrada, Ponferrada y su provincia por D. Fernando VI, viva, viva, viva”.
Los políticos y el público asistente respondían “viva, viva, viva”, en claro
asentimiento del acto de juramento. Por supuesto todo acompañado de salvas de
fusilería, música militar y convidada popular de vino berciano.
Respecto al simbólico estandarte, era
el alférez quien lo custodiaba en su casa por privilegio. Siempre el alférez
fue el encargado de llevar la bandera al frente de las milicias ponferradinas.
Dicho pendón estaba gravado con las armas
de un lado y del otro las de esta villa para que en su nombre toda la provincia
que es capital lo levantare por la Majestad (1724). Es también de destacar
el provincialismo berciano de dicho juramento real. Hay un fuerte vínculo entre
la villa de Ponferrada, declarada como capital de la provincia berciana.
Se trata de antiguos privilegios territoriales, concedidos mediante
mercedes reales, que se mantuvieron a lo largo de toda la Edad Moderna.
Recordemos el reconocimiento de la provincia del Bierzo (1486) por los Reyes
Católicos. Así pues, el provincialismo histórico está muy presente en la
conciencia política y popular berciana.
El valor simbólico de los pendones
queda también reflejado en la obra gráfica de esta época. El cuadro del milagro
del fuego en la casa de Beatriz de Ponferrada (1622) representa un pendón que
acompaña a la virgen de la Encina. En el siglo siguiente, otro cuadro sobre el
milagro del santo sacramento incluye una nueva imagen de un pendón. Todos estos
datos indican lo común de la presencia de pendones en las procesiones y
desfiles de la villa de Ponferrada.
La Guerra de independencia reforzó
el bercianismo militar. Fue el caso de la creación de las juntas locales
(Villafranca, Ponferrada…), los Voluntarios de El Bierzo (1808) y los Tiradores de El Bierzo (1809). Incluso
la Junta Superior de Ponferrada se refiere a la necesidad de abanderarse, pues es muy conveniente vayan agregados a
las mismas banderas por desearlo así los individuos y Jefes que las componen(1808).
Varios historiadores defienden que en esta época bélica se utiliza el
llamado pendón de lanzas de Ponferrada (cruz roja de san Andrés) contra los
napoleónicos. Además, la tradición oral berciana se refiere a la importancia de
esa bandera, del antiguo arcón de
sándalo/ sacaré el Pendón de Lanzas,/ con la cruz de San Andrés/ en los bordes
estampada,/ que ondeará puesta en un mástil/ a los vientos tremolada, porque
vea Bonaparte (romance de María Manuela).
Con el regreso de la monarquía,
Ponferrada declara su fidelidad a Fernando VII, y declara su
lucha antinapoleónica, Ponferrada, Señor,
siempre fiel y constante en los deberes de vasallage, supo prestarse y
arrostrar infinitos peligros en la guerra de la independencia por minorar el
número de enemigos. La villa también se queja de la pérdida de la
capitalidad de El Bierzo, avisándole tan
enorme sentimiento la mudanza de su antigua capital a pueblo menos digno,
decretada por los titulados Padres de la patria en la época del desorden (1824).
Posteriormente, con el inicio del reinado de Isabel II, Ponferrada retoma su
fidelidad a la Corona. De nuevo se realiza el juramento de proclamación real, con el aparato correspondiente, tremolando
el estandarte su alférez, a quien acompañaban nuestro digno corregidor, el
ayuntamiento, las corporaciones eclesiásticas y seculares (1833).
En el
siglo XXI las comentadas proclamaciones reales no tienen sentido. Pero sí
podemos aprovechar esta peculiar tradición histórica para revitalizar el
devaluado Día de El Bierzo. Este llamado Diazo se ha convertido en meros actos
ceremoniosos, religiosos y políticos, perdiendo parta del valor cívico popular.
Aprovechamos la ocasión para proponer una renovación del Diazo, con la
presencia de un desfile por la tarde de pendones concejiles bercianos que daría
protagonismo al resto de localidades de la región. Actualmente sólo un
ayuntamiento puede hacer la ofrenda a la virgen de la Encina. Reivindicamos dar
el protagonismo del Diazo a todas las localidades bercianas a la vez, con la
presencia de pendones, pendonetas y banderas municipales en el citado desfile.
Además de estar abierto a la participación de cualquier berciano o berciana que portase su bandera Cruceira. El fin del
acto público bien podría ser el juramento colectivo de desarrollar El Bierzo (político,
económico, cultural, ecológico…), como compromiso social de futuro.
O Bierzo, agosto de 2021.
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