lunes, abril 11, 2022

EL BIERZO Y LAS COMUNIDADES DE CASTILLA, 1521.



EL BIERZO Y LAS COMUNIDADES,

Por Javier Lago Mestre, autor del libro

El Bierzo Provincial.

En 2021 se celebró el quinientos aniversario de la revuelta de las Comunidades de Castilla. Pero las restricciones derivadas de la pandemia impidieron la divulgación popular de los correspondientes actos conmemorativos. Aún así no podemos olvidar que la ciudad de León puso obstáculos, tanto a las conferencias históricas como a la ópera los Comuneros. Todo lo contrario aconteció en Ponferrada, donde pudimos disfrutar de dicha ópera (septiembre de 2021).  Con estas restricciones los políticos leonesistas demostraron sus actitudes antidemocráticas. Además, criticamos la pasividad de la historiografía leonesa ante este negacionismo y manipulación política.

            Por lo que se refiere a El Bierzo histórico, podemos decir que hay poca documentación sobre las repercusiones de la  revuelta comunera. Aún así, no se puede negar el sentido reivindicativo de los bercianos de principios del siglo XVI. La provincia berciana estaba formada por importantes señoríos, laicos (marquesado de Villafranca y Alba de Aliste en Bembibre), monásticos (Carracedo, S. Pedro de Montes y Espinareda) y obispados (Astorga, Santiago, Lugo…). Por supuesto estos poderes señoriales ejercían un férreo control territorial, económico, jurídico e ideológico sobre sus vasallos y feligreses. Poderes dirigentes que se oponían a las reformas institucionales y antiseñoriales de los comuneros.



            La mayoría social dependiente comprendía el campesinado con tierras y los jornaleros (viñas, siegas…), estando sometidos por un régimen jurídico favorable a los privilegiados (foros, acuerdos de obra de corta duración, etc). La burguesía urbana era escasa, donde predominaban los artesanos que formaban los gremios. Destacamos la existencia de concejos como organizaciones de resistencia rural.

            Sabemos que los deseos de los marqueses de Villafranca por controlar el ayuntamiento de Ponferrada. Ante las protestas locales, el propio rey Carlos I reconoció los derechos ciudadanos a su autonomía institucional (1522). La actitud territorial expansiva de dichos marqueses hacia los monasterios supuso resoluciones judiciales contrarias del Consejo real y de la Audiencia de Galicia. De ahí que los marqueses recurrieran ante el propio Carlos I, para que favoreciese sus intereses particulares (1522). Pero las ambiciones de los marqueses se vieron colmadas con la gestión posterior de las alcabalas de Ponferrada y con la compra de la alcaidía del castillo.

                 Los temores de la alta nobleza gallega a la rebelión comunera se constata en los acuerdos de Melide (1520), donde estuvieron presentes la condesa de Lemos, el marqués de Astorga y el conde de Benavente ente otros. Ellos propusieron la defensa del castillo de Ponferrada al propio rey Carlos I, y este aceptó su refuerzo militar (marzo de 1521) por ser la porta de Galicia. Pero Ponferrada protestó expresamente, porque esta villa siempre está y estará en muy leal servicio de sus majestades. Nuestra villa temía tener que pagar esos nuevos gastos militares.



            La Corona, tras la compra de Ponferrada (1486), había puesto diversos corregidores para el gobierno de sus intereses reales en la nueva provincia berciana. Los comuneros mostraron su protesta por los abusos de los corregidores reales. Ponferrada tenía corregidores que controlaban el regimiento y el concejo general de vecinos. Esta villa denunció que no se había hecho el preceptivo juicio de residencia (control administrativo) a su corregidor (febrero de 1520). En la concesión del corregimiento a Ruy Díaz Cerón, la villa le denunció por dejar delitos sin castigo y  mala gestión de las cuentas de las penas de cámara (1522).

             La política imperial de la Corona de Castilla supuso un aumento considerable de la fiscalidad real. Tengamos en cuenta que los bercianos también tenían que pagar otros impuestos, caso de los señoriales, eclesiales (diezmos) y concejiles. El Bierzo mostró su rechazo a los nuevos servicios que se fijaban por las Cortes de Castilla. Esto aconteció con los servicios reales de los años 1520 y 1521. Y porque a cabsa de se pedir el dicho servicio la dicha tierra está algo escandalizada y se teme que si la cobranza va adelante se lebantara (…) que no cobre el dicho servicio porque desta manera la dicha tierra estará pacífica y sin alteración. La propia marquesa de Villafranca pide que no se cobren los servicios, demandados por un regidor de León, porque desta manera la dicha tierra estará pacífica y sin alteración. La villa de Ponferrada alega que siempre estuvieron con toda la comarca e provincia en la pacificación y leal obediencia e servicio  que a su majestad debemos (julio de 1521).  Textos que se refieren claramente a resistencias antifiscales en la provincia berciana.

El programa comunero también fue antiseñorial contra los abusos de la alta nobleza. En El Bierzo sabemos de las resistencias de los renteros a los pagos en el monasterio de S. Andrés de Espinareda (1519). De ahí que el Consejo real ordenase al corregidor de Ponferrada para que asistiesen a los monjes en la administración de su patrimonio. Otro tanto aconteció con las protestas campesinas en el monasterio de Carracedo. Sus renteros recurrieron ante los tribunales contra el pago de los cuartos y quintos por roturación de montes (años 1523 y 1524), incluso presionaron con la rebelión generalizada en 1512. La parcialidad de la justicia real defendió el secular régimen señorial que favorecía a sus aliados políticos, a saber, la nobleza laica y eclesiásticos (monasterios, obispos y párrocos).  



 La conflictividad social generalizada se percibe también en la provisión real a las justicias de Galicia y Ponferrada para que prendan a delincuentes del marquesado de Villafranca y lugares de Carracedo (1519). La entrada de dicho corregidor en términos del monasterio de s. Pedro de Montes, en persecución de delincuentes, provoca el rechazo del arcediano del Bierzo (1521). Finalmente, la derrota comunera tuvo consecuencias en El Bierzo, algunos hombres se han puesto y andan a robar por esto puertos y montes, e los caminantes y personan que pasan. Por eso se demanda la intervención del corregidor de Ponferrada, y dello han venido noticia e información al dicho corregidor, y por si fueren de su jurisdicción para poderlos castigar e tener seguros. Incluso se pretende ampliar la jurisdicción del corregidor, piden provisión para que pueda seguirlos en cualquier jurisdicción, incluidos los vecinos territorios señoriales.

            La revuelta comunera tuvo un protagonismo urbano gracias a la burguesía castellana. Sin embargo, en El Bierzo las villas eran pequeñas, con escasa burguesía y artesanos, y estaban controladas por los poderes señoriales. Conocemos la reacción de las dos principales villas ante la rebelión castellana. Ponferrada estaba mediatizada  por el corregidor real, y ya en septiembre de 1520 el regimiento prometió obediencia real. Ponferrada manifestó sus inquietudes al propio Carlos I. Así se suplica a Vuestra Majestad que pues las disensiones son tantas en estos reinos, todas se remediarán con la venyda de VM venga a ellos lo más presto que se pudiere, los quales son de calidad que viniendo estarán tan llanos como quando vyno a ellos y podrán seguir con los que los han levantado y alboratado. El apoyo de Ponferrada a la Corona propició ventajas posteriores, casos de la concesión de regidores perpetuos, ferias y mercados, de dos jueces, acuñación de tarjas, etc. Por su parte, Villafranca, durante la visita real a Galicia (1520), se manifestó a favor del pronto regreso de Carlos I y la celebración de Cortes en Castilla. Estos dos poderes locales bercianos, muy intervenidos por los respectivos oficiales mayores, real y señorial, proponen la resolución del conflicto comunero con la pronta presencia del rey en Castilla (1520).

En la provincia berciana no conocemos resistencias militares comuneras. Sin embargo conviene recordar que aquí tuvieron lugar conflictos armados con los irmandiños medievales, derrotados por los poderes señoriales. Luego acontecieron las dos revueltas del conde de Lemos (1486 y 1507), y la posterior represión de los marqueses de Villafranca contra los partidarios del conde de Lemos. A ello hay que añadir las protestas antiseñoriales que tuvieron lugar en los monasterios bercianos. De seguro hubo cierto cansancio social ante tanta conflictividad. Además, las relaciones entre El Bierzo y Castilla y León no fueron fluidas por el aislamiento geográfico. Todo ello pudo contribuir a la pasividad bélica berciana.

O Bierzo, abril de 2022.


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