sábado, octubre 13, 2012

MEDIATIZACIÓN INSTITUCIONAL DE LAS TRADICIONES (2ª PTE)



MEDIATIZACIÓN INSTITUCIONAL EN LAS TRADICIONES BERCIANAS (2ª PTE)
por Xabier Lago Mestre.

INTERVENCIÓN RELIGIOSA DE LOS DIVERSOS OBISPADOS.

La tradición territorial.
La provincia de El Bierzo, durante el llamado Antiguo Régimen, era una zona compartida por varios obispados, a saber, Astorga, Lugo, Oviedo y el arzobispado de Santiago. Estas importantes estructuras de poder territorial de la Iglesia católica utilizaron diversos mecanismos de control (religioso, ideológico, moral, económico...) sobre los fieles bercianos. Tanto la división territorial berciana (en obispados, arciprestazgos, señoríos monásticos y parroquias) como la jerarquización de los centros religiosos (colegiata, santuario, parroquia, capellanía, ermitas...) se disponían en favor de los intereses eclesiales a costa de los vasallos o feligreses. Estos eran obligrados a mantener la infraestrura religiosa, como ejemplo el visitador del obispo manda al concejo de Burbia construir nueva ermita, bajo pena de 100 ducados y excomunión mayor (1683).

La tradición educativa religiosa.

Durante estos siglos la Iglesia controló la enseñanza de forma mayoritaria en todos los niveles educativos. Como resultaba fundamental la enseñanza de la doctrina cristiana esto fundamentaba el control eclesiástico. Así acontecía en las escuelas de primeras letras o de gramática de las villas bercianas. Seguían los estudios secundarios de artes o moral (en Astorga), de latín o moral (en San Andrés de Espinareda) y de latín u oratoria (jesuítas de Villafranca). Los estudios superiores o de tercer grado, de filosofía o teología, tenían lugar en las universidades como Santiago o Salamanca. Estos estudios eran muy restringidos a nivel de alumnado (linajes, doncellas...), localidades, temporalidad y financiamiento.

la tradición religiosa uniformizadora.

Durante la Edad Media la Iglesia católica intentó lograr la exclusividad religiosa en España frente a otras confesiones. Como ejemplo de esto tenemos el Concilio de Villafranca de El Bierzo (1228) donde se aprobó alguna resolución contraria a las relaciones con los árabes, "establecimiento de excomunión para todos aquellos que tengan tratos o favorezcan a los mahometanos y para aquellos que pasen asus dominios (...)". Pero peor fue en la Edad Moderna con la persecución sistemática tanto a judios como moros. Como instrumentos de desprestigio de las otras minorías religiosas se utilizaron los expedientes de limpieza de sangre y la propia Inquisición que contó en El Bierzo con comisarios y famiiares. Siempre será mas fácil controlar los fieles católicos cuando no existe la competencia de otras religiones alternativas que cuestionan la verdad catolica única.



CONTROLES MORALES POR PARTE DE LAS PARROQUIAS.

La tradición lingüística latina y castellana.

Los párrocos controlan a sus feligreses más de lo previsible. El Concilio de Trento ordena la creación de libros de nacimientos, matrimonios y defunción. Los párrocos inscriben a sus feligreses en esos libros. En el caso de los nacimientos, fijando la onomástica según el santoral católico y en castellano, a la vez que despreciando la lengua tradicional gallega de El Bierzo occidental. Recordemos que los curas eran los que controlaban la escritura entre un campesinado de cultura oral claramente ágrafa.

La tradición de la misa festiva.

Se fuerza el cumplimiento preceptivo de las obligaciones morales de la Iglesia católica. Así, se manda asistir a misa los domingos y festivos, y no trabajar en los campos, bajo amenaza de multas,  "y cobren los alcances como también las multas que se echaron a los feligreses por trabajar los días festivos y ablar en la iglesia (...)" (Vilafeile, en 1722). Se persiguen las exenciones a misas, "constar por certificazion legítima y conozida comprovada de dos escrivanos haverlo echo en otra parte de su residenzia les pueda multar dicho vicario y a cda uno de los omisos y reveldes en la cera (...)" (Pereda en 1784).

La tradición folclórica perversa.

La política religiosa restrictiva durante las fiestas patronales se concreta en la persecución de las gaitas, por instrumentos musicales oscenos y lujuriosos, por su semejanza con los órganos sexuales masculinos.  Otro tanto acontecía con los bailes mixtos de las muiñeiras pues los oficiales religiosos trataban de separar a los hombres y las mujeres. Esto también acontecía en el interior de las iglesias, para evitar problemas de incumplimiento de la moralidad católica. Lo mismo sucede con la defensa de la decencia en la vestimenta, "que sin precisos motivos o con indezencia concurran a Romerias y ferias, y de los que asisten a las funciones dellas sin el debido ornamiento y dezente vestido contra los que procederemos con rigor (...)" (Valboa en 1772).



La tradición de las reuniones sociales.

Los lugares de reuníón de los vecinos son controlados, casos de los molinos y tabernas, con el pretexto de la moralidad pública. El visitador general del obispado de Astorga ordena poner cerraduras en los molinos de Toreno, porque bajo pretexto de guardar el grano,  se juntan “hombres y mujeres, así de día como de noche, de que resultan grabes excesos y excándalos”. Y lo mismo acontece en la taberna, “que en la taberna no se ocupe por bezino alguno viudo, cassado ni soltero para effeitto de beber en ella. Y lo mismo se entiende con las mujeres (…), so pena de excomunión mayor y de una libra de zera”. Este control moralse dirije  contra las mujeres, “las mujeres casadas, con el pretexto de que ban a buscar a sus maridos (…), se quedan con ellos en conversación y bebiendo; las solteras ban con el prettexto de ver si esttá su padre, su hermano (…); y suele subceder embriagarse y ponerse de forma que algunos o algunas no pueden salir por sus personas de semexanttes sittios, con nota y escándalo” (4 de decembro de 1749).

Los filandones eran reuniones de vecinas para hilar al atardecer. Pero los curas emprendieron su política represiva contra los filandones. O visitador del obispo de Astorga, en setembro de 1751, notifica que “por quanto en este  (Toreno) y muchos lugares ai el abuso y costumbre de juntarse los mozos y mozas por de noche en una sola casa con el pretexto de ylar, manteniéndose en ella con mucho festexo y algazara la maior parte de la noche, de que orixinan gravísimos yncombenientes y ofensas a la Magestad Divina, con notorio escándalo, para hevittarlo  manda su merced que de aquí adelante no se agan semexantes junttas y filandones ni persona ni vezino alguno lo permitta en su casa. Y asi lo cumplan en virtud de santa obediencia, pena de excomunión maior y de un ducado de multa”.


También los curas intentan evitar la celebración de juntas vecinales los días festivos, compitiendo con la asistencia a misa. Así los constatamos en Pereda de Ancares (1711), cuando el visitador del obispo "manda su merced al concejo y vecinos no hagan juntasen días de fiesta y si fuera preciso acerlas no las agan asta despues de aver dicho la misa del pueblo (...)". Tengamos en cuenta que las juntas se convocaban en festivos porque eran los días que no había trabajo agrícola y porque trataban de aprovechar la asistencia masiva a los actos festivos o religiosos.

Las restricciones a la participación en las romerías rurales también son reglamentadas. En Valle de Finolledo (1735) "que no se vaia en procesiones a la hermita de Nuestra Señora del Rio de San Pedro de Olleros, Penoselo, por distar mas de media legua de dicha hermita (...)". Las lejanas ermitas competían con las iglesias parroquiales a la hora de conseguir fieles y limosnas,   y sus largas romerías favorecían la inmoralidad sin control parroquial, según nos indica la documentación emitida por los visitadores de los obispos.

O Bierzo, outubro de 2012.
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