LA IDENTIDAD TOPONÍMICA DE EL BIERZO EN LA HISTORIA
LA
IDENTIDAD TOPONÍMICA DE EL BlERZO EN LA HISTORIA,
Por Javier Lago Mestre.
La expresión toponímica “de El Bierzo” sigue
dando lugar a la polémica. Por eso en esta ocasión recurrimos a la historia
para fundamentar el uso de El Bierzo frente a los intentos de alterar esa
expresión mediante la contracción preposicional y la colocación en minúscula
del artículo determinado. Se trata de
amparar nuestro topónimo completo, El Bierzo, ante la pretensión de reducirlo
por el simplismo comunicativo actual.
LA EVOLUCIÓN TOPONÍMICA.
Comenzamos
nuestro repaso histórico por la visita a la documentación medieval conservada
en nuestros tumbos y cartularios monásticos bercianos. Así encontramos las
expresiones siguientes: “comes Ramirus Froylaz in Bergido” (año 1144), “e de
sua mao en Berzo Nunu Fernandez” (1270), ”Donno Martino sancti tenente Limiam
et Berizum cum Bueza” (1218), “Merino mayor en toda tierra de Leon don Gonzalvo
Mouran. Sou merino en Berzio Ruy Galvan” (reinado de Alfonso XI), etc. La
llamada Crónica Tudense, del siglo XIII, se refiere a la actividad repobladora
del rey Alfonso IX, “populavit in Berizo Benevivere et Pontem Ferratum,
populavit in terra legionis”. Como podemos apreciar en los textos la
denominación territorial varía, no hay pues un acuerdo unánime entre los
escribanos sobre El Bierzo.
Las lenguas
romances, gallego, leonés y castellano, están presentes en los diferentes
testimonios documentales. Por otra parte, el latín es la lengua de las
instituciones de la Iglesia (catedral, obispado, monasterios y parroquias), y
su influencia se deja sentir en la escritura al faltar el artículo determinado
al referirse a El Bierzo.
En
el siglo XIV las lenguas tradicionales de El Bierzo, gallego y leonés, están
consolidadas en la región gracias a sus comunidades idiomáticas respectivas. El
monasterio de S. Andrés de Espinareda nos ofrece otro documento de interés,
referido al foro de la localidad de S. Andrés. “E quando el Rey ay char
servicios ou pedidos que sean generales en toda la sacada del Bierço en que vos
los ditos pobladores en el dito lugar, que nos aiudades una ves en el unno con
seyscientos maravedis e dies dineros el
maravedi de la dita moneda” (1336). El famoso Libro de la Montería de Alfonso XI
(1340) tiene un apartado singular “en tierra del Vierzo”. Como vemos tenemos la presencia del artículo
determinado en El Bierzo, propio de las lenguas romances comentadas.
En la documentación
posterior se generaliza el uso del artículo determinado en la expresión El
Bierzo, según comprobamos en los textos castellanos. Los Reyes Católicos
compran la villa de Ponferrada (1486) y colocan en ella a sus oficiales afines
foráneos (corregidores, escribanos, alcaides, regidores, etc) que utilizan la
lengua castellana oficial en sus funciones administrativas. Así tenemos el
ejemplo de “nuestro corregidor de la provincia del Bierzo” (1491).
SIN CONTRAER DE EL BIERZO.
Pero quizás sea más
novedoso indicar otros documentos en donde aparece nuestro topónimo con la
especificidad demandada en este trabajo, es decir, con la expresión no
contraída de El Bierzo o con el artículo en mayúscula. En 1524 se debate la
construcción de un puente en Cacabelos y leemos “Francisco d´Anzillo dize que
dara seguridad bastante en esta provincia d´El Bierzo” (rvta. Cuadernos de
Investigación Histórica, 1987).
En el siglo XVII,
Fray Antonio de Yepes, en su Crónica General de la Orden de S. Benito, indica
que “éste es Santa María de Carracedo, sito en el Reino de León, en el obispado
de Astorga, en la Provincia que llaman El Bierzo”.
Del siglo XVIII
hemos encontrado numerosas referencias a nuestro topónimo. En 1712 se habla del
arriendo de las rentas del Voto de Santiago en el “partido de El Bierzo” (rvta.
Bierzo, 2006). El corregidor de Ponferrada envió un informe en 1770 a Thomas
López, el diseñador del mapa de El Bierzo (1789), en el cual se indica “quedo
en remitir a Vm la nómina de las Villas y lugares que comprende esta Cabeza de
la Provincia deel Vierzo” (El Bierzo a finales del siglo XVIII, 1998). Otro
documento recoge el conflicto entre los concejos de Peranzanes y El Rebollar
por el arreglo del camino por el puerto del Trayecto, “y otras muchas personas
asi de la Provincia de el Vierzo” (Protocolos Notariales de León, 1749).
Además, Francisco J. Vatoli presentó un “Informe sobre la posibilidad de
establecer la fabricación de armas en El Bierzo” (1797). Como vemos todavía hay dudas gramaticales
entre la utilización de la v o b para nuestro topónimo El Bierzo.
A título de nuevo
ejemplo, tenemos el caso del uso de la expresión de El Bierzo por la Iglesia
berciana. Así acontece con unas postales de gran difusión mariana del siglo
XVIII. “Milagrosa imagen de la Madre de
Dios N. S. de la Guiana en el Real Monasterio de s. P. de Montes, en la
provincia de el Bierzo” (1785) y “que en la villa de Ponferrada venera por su
patrona la provincia de el Bierzo con el título de la Encina”.
La obra de Enrique
Gil y Carrasco también nos sirve de ejemplo. En su libro, Bosquejo de un viaje
a una provincia del interior (1840), leemos “en toda la provincia de León y muy
particularmente en el distrito de El Bierzo, merecen la atención de cuantos se
interesen en las glorias españolas”, y también "¿Quien, antes ni despues,
se ha acordado de este rincón maravilloso de El Bierzo". En la prensa decimonónica
encontramos referencias a Villafranca del Vierzo, Ponferrada del Vierzo o
Bembibre del Vierzo. El artículo existe, en estos casos contraído, y con
Vierzo, suponemos por la referencia a vergel, identificado por los foráneos con
Suiza, olvidando así su etimología germánica “berg” (montaña o elevación).
En el siglo XX
tampoco faltan testimonios de nuestro peculiar topónimo El Bierzo. En 1944 se
edita un libro titulado “Mancha carbonífera de El Bierzo” y también hay un
artículo titulado “La provincia de El Bierzo”, firmado por Matinot (revista
Bierzo, 1957). María del Carmen Montero García-Lorenzana presentó su excelente
trabajo de investigación “Análisis económico de la región de El Bierzo” (1972).
La vuelta de la democracia permite la existencia de partidos políticos
bercianistas que defienden nuestra singularidad toponímica, partido de El
Bierzo y partido regionalista de El Bierzo. Desde entonces el uso social de la
expresión de El Bierzo se consolida progresivamente.
LA FORZADA PÉRDIDA DEL ARTÍCULO
TERRITORIAL.
Pero nuestra peculiaridad
toponímica regional choca con el rechazo elitista de la norma gramatical de la
RAE. Ésta defiende los artículos determinados, sin contraer y en mayúsculas, en
ciertos casos, periódico El País, localidad de El Escorial… pero se empeña en
restringir nuestro topónimo tradicional El Bierzo.
En este trabajo
defendemos la existencia del llamado “artículo determinado territorial” que acompaña a muchos topónimos
de la región berciana por razón de la presencia de las lenguas gallega y
leonesa. Este artículo, El en castellano o O en galego, tiene su origen en la
apropiación lingüística del espacio territorial con la imposición de un nombre
específico (acto de posesión colectivo). Este nombramiento correspondiente
permite su inclusión en una lengua determinada por los hablantes (castellano,
leonés o galego). El uso del artículo determinado concreta más la afectividad
con el objeto territorial mediante la asignación del correspondiente género y
número.
Este comentado
artículo determinado afecta a diversos topónimos locales, caso de las comarcas
históricas: La Ceana (1759), La Cabrera, A Somoza berciana y astorgana, La Maragatería, Las Omañas, La
Cepeda, El Bierzo, O Real con sus barrios (Castañeiras, Fonte de Oliva,
Valverde…), etc.
Otro tanto acontece
con numerosas localidades con dicho artículo territorial: El Acebo (1489), A
Treita, A Faba, A Baña da Cabreira, Los Barrios de Salas, La Noceda (1591), A
Chana de la merindad de Cornatelo, A Balouta junto a As Médulas, etc. En el
caso de la denominación oficial de Puente Domingo Flórez encontramos en la
documentación histórica A Ponte (1591) y El Puente, como ejemplos de los
cambios toponímicos impuestos, primero con artículo en femenino gallego,
después en masculino castellano y finalmente sin artículo.
Todos estos ejemplos
vistos pertenecen a la toponimia mayor berciana, es decir, de comarcas, valles,
sierras y localidades. Pero otro tanto peor acontece con la toponimia menor más
desprotegida todavía. Nos referimos a la toponimia propia de la orografía,
hidronimia, zoonimia, etc. en lenguas gallega o leonesa que está siendo
castellanizada progresivamente por la falta de protección idiomática legal. El
propio E. Gil y Carrasco nos recuerda otro ejemplo, "Casto de La Ventosa
(nombre con que, olvidado entre el vulgo el romano, había comenzado a
designarse el collado de Bergidum)". A Ventosa en galego pierde el
artículo en castellano hoy. La presencia de este artículo determinado
territorial debe ser reforzada para mantener el topónimo en su lengua
tradicional. Una forma de hacer esto último es escribiéndolo siempre en
mayúscula y sin contraer con la preposición, como en los casos emblemáticos de
El Bierzo y de As Médulas.
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