jueves, mayo 18, 2023

LA IDENTIDAD TOPONÍMICA DE EL BIERZO EN LA HISTORIA



LA IDENTIDAD TOPONÍMICA DE EL BlERZO EN LA HISTORIA,

 Por Javier Lago Mestre.

La expresión toponímica “de El Bierzo” sigue dando lugar a la polémica. Por eso en esta ocasión recurrimos a la historia para fundamentar el uso de El Bierzo frente a los intentos de alterar esa expresión mediante la contracción preposicional y la colocación en minúscula del artículo determinado.   Se trata de amparar nuestro topónimo completo, El Bierzo, ante la pretensión de reducirlo por el simplismo comunicativo actual.

LA EVOLUCIÓN TOPONÍMICA.

               Comenzamos nuestro repaso histórico por la visita a la documentación medieval conservada en nuestros tumbos y cartularios monásticos bercianos. Así encontramos las expresiones siguientes: “comes Ramirus Froylaz in Bergido” (año 1144), “e de sua mao en Berzo Nunu Fernandez” (1270), ”Donno Martino sancti tenente Limiam et Berizum cum Bueza” (1218), “Merino mayor en toda tierra de Leon don Gonzalvo Mouran. Sou merino en Berzio Ruy Galvan” (reinado de Alfonso XI), etc. La llamada Crónica Tudense, del siglo XIII, se refiere a la actividad repobladora del rey Alfonso IX, “populavit in Berizo Benevivere et Pontem Ferratum, populavit in terra legionis”. Como podemos apreciar en los textos la denominación territorial varía, no hay pues un acuerdo unánime entre los escribanos sobre El Bierzo.

Las lenguas romances, gallego, leonés y castellano, están presentes en los diferentes testimonios documentales. Por otra parte, el latín es la lengua de las instituciones de la Iglesia (catedral, obispado, monasterios y parroquias), y su influencia se deja sentir en la escritura al faltar el artículo determinado al referirse a El Bierzo.

               En el siglo XIV las lenguas tradicionales de El Bierzo, gallego y leonés, están consolidadas en la región gracias a sus comunidades idiomáticas respectivas. El monasterio de S. Andrés de Espinareda nos ofrece otro documento de interés, referido al foro de la localidad de S. Andrés. “E quando el Rey ay char servicios ou pedidos que sean generales en toda la sacada del Bierço en que vos los ditos pobladores en el dito lugar, que nos aiudades una ves en el unno con seyscientos maravedis e dies dineros  el maravedi de la dita moneda” (1336). El famoso Libro de la Montería de Alfonso XI (1340) tiene un apartado singular “en tierra del Vierzo”.  Como vemos tenemos la presencia del artículo determinado en El Bierzo, propio de las lenguas romances comentadas.  

En la documentación posterior se generaliza el uso del artículo determinado en la expresión El Bierzo, según comprobamos en los textos castellanos. Los Reyes Católicos compran la villa de Ponferrada (1486) y colocan en ella a sus oficiales afines foráneos (corregidores, escribanos, alcaides, regidores, etc) que utilizan la lengua castellana oficial en sus funciones administrativas. Así tenemos el ejemplo de “nuestro corregidor de la provincia del Bierzo” (1491).



SIN CONTRAER DE EL BIERZO.

Pero quizás sea más novedoso indicar otros documentos en donde aparece nuestro topónimo con la especificidad demandada en este trabajo, es decir, con la expresión no contraída de El Bierzo o con el artículo en mayúscula. En 1524 se debate la construcción de un puente en Cacabelos y leemos “Francisco d´Anzillo dize que dara seguridad bastante en esta provincia d´El Bierzo” (rvta. Cuadernos de Investigación Histórica, 1987).

En el siglo XVII, Fray Antonio de Yepes, en su Crónica General de la Orden de S. Benito, indica que “éste es Santa María de Carracedo, sito en el Reino de León, en el obispado de Astorga, en la Provincia que llaman El Bierzo”.

Del siglo XVIII hemos encontrado numerosas referencias a nuestro topónimo. En 1712 se habla del arriendo de las rentas del Voto de Santiago en el “partido de El Bierzo” (rvta. Bierzo, 2006). El corregidor de Ponferrada envió un informe en 1770 a Thomas López, el diseñador del mapa de El Bierzo (1789), en el cual se indica “quedo en remitir a Vm la nómina de las Villas y lugares que comprende esta Cabeza de la Provincia deel Vierzo” (El Bierzo a finales del siglo XVIII, 1998). Otro documento recoge el conflicto entre los concejos de Peranzanes y El Rebollar por el arreglo del camino por el puerto del Trayecto, “y otras muchas personas asi de la Provincia de el Vierzo” (Protocolos Notariales de León, 1749). Además, Francisco J. Vatoli presentó un “Informe sobre la posibilidad de establecer la fabricación de armas en El Bierzo” (1797).  Como vemos todavía hay dudas gramaticales entre la utilización de la v o b para nuestro topónimo El Bierzo.



A título de nuevo ejemplo, tenemos el caso del uso de la expresión de El Bierzo por la Iglesia berciana. Así acontece con unas postales de gran difusión mariana del siglo XVIII.  “Milagrosa imagen de la Madre de Dios N. S. de la Guiana en el Real Monasterio de s. P. de Montes, en la provincia de el Bierzo” (1785) y “que en la villa de Ponferrada venera por su patrona la provincia de el Bierzo con el título de la Encina”.

La obra de Enrique Gil y Carrasco también nos sirve de ejemplo. En su libro, Bosquejo de un viaje a una provincia del interior (1840), leemos “en toda la provincia de León y muy particularmente en el distrito de El Bierzo, merecen la atención de cuantos se interesen en las glorias españolas”, y también "¿Quien, antes ni despues, se ha acordado de este rincón maravilloso de El Bierzo". En la prensa decimonónica encontramos referencias a Villafranca del Vierzo, Ponferrada del Vierzo o Bembibre del Vierzo. El artículo existe, en estos casos contraído, y con Vierzo, suponemos por la referencia a vergel, identificado por los foráneos con Suiza, olvidando así su etimología germánica “berg” (montaña o elevación).

En el siglo XX tampoco faltan testimonios de nuestro peculiar topónimo El Bierzo. En 1944 se edita un libro titulado “Mancha carbonífera de El Bierzo” y también hay un artículo titulado “La provincia de El Bierzo”, firmado por Matinot (revista Bierzo, 1957). María del Carmen Montero García-Lorenzana presentó su excelente trabajo de investigación “Análisis económico de la región de El Bierzo” (1972). La vuelta de la democracia permite la existencia de partidos políticos bercianistas que defienden nuestra singularidad toponímica, partido de El Bierzo y partido regionalista de El Bierzo. Desde entonces el uso social de la expresión de El Bierzo se consolida progresivamente.

LA FORZADA PÉRDIDA DEL ARTÍCULO TERRITORIAL. 

               Pero nuestra peculiaridad toponímica regional choca con el rechazo elitista de la norma gramatical de la RAE. Ésta defiende los artículos determinados, sin contraer y en mayúsculas, en ciertos casos, periódico El País, localidad de El Escorial… pero se empeña en restringir nuestro topónimo tradicional El Bierzo. 

En este trabajo defendemos la existencia del llamado “artículo determinado  territorial” que acompaña a muchos topónimos de la región berciana por razón de la presencia de las lenguas gallega y leonesa. Este artículo, El en castellano o O en galego, tiene su origen en la apropiación lingüística del espacio territorial con la imposición de un nombre específico (acto de posesión colectivo). Este nombramiento correspondiente permite su inclusión en una lengua determinada por los hablantes (castellano, leonés o galego). El uso del artículo determinado concreta más la afectividad con el objeto territorial mediante la asignación del correspondiente género y número.   



Este comentado artículo determinado afecta a diversos topónimos locales, caso de las comarcas históricas: La Ceana (1759), La Cabrera, A Somoza berciana y  astorgana, La Maragatería, Las Omañas, La Cepeda, El Bierzo, O Real con sus barrios (Castañeiras, Fonte de Oliva, Valverde…), etc.

Otro tanto acontece con numerosas localidades con dicho artículo territorial: El Acebo (1489), A Treita, A Faba, A Baña da Cabreira, Los Barrios de Salas, La Noceda (1591), A Chana de la merindad de Cornatelo, A Balouta junto a As Médulas, etc. En el caso de la denominación oficial de Puente Domingo Flórez encontramos en la documentación histórica A Ponte (1591) y El Puente, como ejemplos de los cambios toponímicos impuestos, primero con artículo en femenino gallego, después en masculino castellano y finalmente sin artículo.

Todos estos ejemplos vistos pertenecen a la toponimia mayor berciana, es decir, de comarcas, valles, sierras y localidades. Pero otro tanto peor acontece con la toponimia menor más desprotegida todavía. Nos referimos a la toponimia propia de la orografía, hidronimia, zoonimia, etc. en lenguas gallega o leonesa que está siendo castellanizada progresivamente por la falta de protección idiomática legal. El propio E. Gil y Carrasco nos recuerda otro ejemplo, "Casto de La Ventosa (nombre con que, olvidado entre el vulgo el romano, había comenzado a designarse el collado de Bergidum)". A Ventosa en galego pierde el artículo en castellano hoy. La presencia de este artículo determinado territorial debe ser reforzada para mantener el topónimo en su lengua tradicional. Una forma de hacer esto último es escribiéndolo siempre en mayúscula y sin contraer con la preposición, como en los casos emblemáticos de El Bierzo y de As Médulas.  

O Bierzo, maio de 2023.

 

 



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