miércoles, julio 24, 2024

A FAVOR DE LA EXPRESIÓN DE EL BIERZO

LIBRO EL BIERZO PROVINCIAL


A FAVOR DE EL EL BIERZO,

Por Xabier Lago Mestre.

A la mayoría de los ciudadanos nos gusta la política, ahora bien lo peor de ella es cierta lucha partidista de baja calaña por protagonismo mediático o para arañar unos votos al contrario. Ejemplo de esto es la nueva polémica por la contracción o no de la expresión de El Bierzo. Recordamos que ya en 2013 la Real Academia Española dictaminó sobre el tema, en contra de los intereses bercianos. A saber, según ella, hay que contraer y poner el artículo en minúscula. Convendría saber el origen y las funciones de dicha RAE. Institución real creada en 1713 en una coyuntura política de supresión de los fueros y lenguas de ciertas regiones peninsulares por la fuerza militar. La RAE tiene la función de uniformizar la lengua castellana en todos los ámbitos, lo que también implica expansión territorial sobre los otros idiomas.

            No deja ser raro que se pida un informe sobre este problema gramatical a una institución foránea, la dicha RAE, mientras que no se consulta a los bercianos. Nuestros políticos siempre han sido muy servilistas a los poderes lejanos. ¿Será esto miedo a su propia autonomía?. Esta política dependiente evita el diálogo berciano, ante una decisión que toman en León, Valladolid o Madrid. Bien, nosotros apostamos por nuestra capacidad de decisión, por eso estudiamos este tema desde el punto de vista histórico por si les sirviese para algo a los indecisos políticos.



            En 1486 los Reyes católicos conceden la provincia de El Bierzo. Desde esta fecha comienzan a aparecer documentos con la expresión “de El Bierzo”, por supuesto que hay otros con la referencia contractuada. En ese año leemos, “alcalde mayor de la villa de Ponferrada y de la provincia de El Bierzo” (AGSimancas). Seguimos en 1525, “e es camino real fragoso e estrecho e no ay otro camino por donde pasar para El Vierzo por uno e otras mercadurias” (J. Uria Maqua), en este caso en mayúscula. Cuando se habla del puente de Cacabelos (1524), “que dará seguridad bastante a esta provincia de´El Bierzo” (AGSimancas).

            Cuando Ponferrada, en 1567, se queja del centralismo de la capital leonesa se escribe “que los Alcaldes mayores de esta Audiencia del Adelantamiento de León no puede hacer justicia de los negocios que se ofrecen en El Bierzo” (J. Maria Luengo, Promesa, 1954). Con el siglo XVII las actas de las Cortes de Castilla (1607-1611) recogen “ciudad de Astorga y provincia de Ponferrada y El Bierzo”, con mayúscula claro.



            Pasamos al siglo XVIII, y estudiamos los censos fiscales. El Catastro de Ensenada parece claro, Carracedo “en el partido de el Vierzo”, Dragonte merindad de Corullón, provincia de el Vierzo” (1752), y “Villafranca de el Vierzo”, El Acebo “nombre es conocido en esta provincia de el Bierzo”. Documento de 1748, “el Real Valle de Ancares, abadía de Espinareda y todos lo de esta provincia de el Vierzo”, y valle de Fornela, “pasan pescados, aceyte y otros géneros de parte a parte a los Reynos de Castilla, provincia de el Vierzo y otros” (1749) (Historia de El Bierzo, DdL, T.9).

            Cuando se elabora el famoso mapa de la provincia de El Bierzo (1786), de Tomás López, este cartógrafo pide información a los bercianos. El corregidor de Ponferrada le contesta sobre “las villas y lugares que comprende esta Provincia de el Vierzo” (1770). Por su parte, el arcipreste de Bembibre le indica “villa de Bembibre es como una hermosa Antesala  de la Provincia de el Vierzo”. Francisco Datoli escribe el “Informe sobre la posibilidad de establecer fábrica de armas en El Bierzo” (1797, Archivo militar Segovia).



            En la documentación eclesial encontramos las referencias a nuestras Vírgenes. Una estampa del santuario de la Peña de Congosto (siglo XVIII) aparece “está sobre las Aguas del Sil I es patrona de la Provincia de el Vierzo y sus montañas”. En otro grabado de Manuel Sutil (1797) leemos “milagrosa imagen de la Madre de Dios que  en la villa de Ponferrada, venera por su patrona la provincia de el Bierzo”. Incluso en el Museo nacional de Santiago de Chile se encuentra un cuadro que incorpora el texto “patrona de la villa de Ponferrada, capital de la Provincia de El Vierzo”. También tenemos los apeos realizados por el monasterio de Samos en “Villadepalos e otros de esta Provincia de el Bierzo” (1747). Cuando Ponferrada quiso conseguir su colegiata redactó un Memorial que contiene “villa de Ponferrada, capital de la provincia de el Vierzo” (1775).

            En el siglo XIX se impone más la lengua castellana en la escritura, por mor de  las políticas liberales en la enseñanza y la burocracia y los dictados de la RAE. Por eso escasea lo visto en los siglos anteriores, aún así leemos, en marzo de 1808, “Junta de Gobierno, armamento y defensa de la Villa de Ponferrada y su provincia de El Bierzo”. También surgen los topónimos Ponferrada del Vierzo o Bembibre del Vierzo. Incluso abundan las referencias a la región del Vierzo, que en el siglo XX se reservan para la comarca. Cambios favorecidos por el poder político y académico de la RAE.



            Hemos fundamentado la falta de contracción de El Bierzo y la utilización de la mayúscula en la historia berciana. Por supuesto se imponen en la documentación los dictados de la RAE, de ahí que los escribanos y notarios pasasen el examen de lengua castellana cuando ejercían sus oficios a lo largo de estos siglos. A los inseguros políticos bercianos que tienen dudas con el mencionado debate les indicamos algo más. Las leyes regionales que aprueban la Ley de la Comarca de El Bierzo (1991 y 2010) oficializan la expresión de El Bierzo, ¿deberían cumplir estas dos leyes?.

            Los bercianos gallegohablantes hemos visto el nulo respeto por nuestra toponimia tradicional. Son los casos de las castellanizaciones progresivas del río Valcarcel, Valcarcer, Vega de Valcarce, Barjas, Sotogayoso, Pereje, Cornatelo, etc. Hemos tenido que soportar la pérdida de nuestros artículos determinados en gallego de la toponimia (A Cabreira, A Somoza, As Médulas…). Nosotros creemos en la existencia del artículo toponímico tradicional visto y en el artículo de notoriedad, caso de El Bierzo que refuerza la existencia de nuestro topónimo. 



            Ahora viene la RAE madrileña a imponernos sus mandados gramaticales, eso sí, cuando quiere establece su relato toponímico alternativo, caso de El Escorial y el periódico El País, que mantienen su artículo en mayúscula y no contractualizan jamás. Conviene decir que el relato lingüístico de la RAE no siempre ha sido el mismo. Por ejemplo, en el “Esbozo de nueva Gramática” (1986) decían “la escritura suele suprimir también la contracción cuando el artículo forma parte de un nombre propio: La región de El Bierzo”. Hoy opinan de otra forma, “loucuras de vellos académicos”.

O Bierzo, xullo de 2024.



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sábado, julio 20, 2024

O MARQUESADO MÁIS CONFLITIVO

LIBRO EL BIERZO PROVINCIAL


O MARQUESADO MÁIS CONFLITIVO,

Por Javier Lago Mestre.

Cando visitamos Vilafranca do Bierzo quedamos abraiados pola fermosura da zona vella. Mentres paseamos polo seu casarío sosegado cavilamos na importancia desta capital señorial na historia. Mais os pensamentos rachan o silencio rueiro cando recordamos o seu pasado conflitivo. Foron os Reis católicos quen en 1486 crearon o marquesado de Vilafranca, trala derrota militar da rebelíón do conde de Lemos en defesa das súas posesiois fronte ás desputas internas pola herdanza familiar.

            Tanto o marquesado coma a súa capital foron medrando secularmente por mor da política señorial. Ésta baseábase en diversos poderes, a saber, gobernativo, xudicial, relixioso ou fiscal que estaban nas mans dos sucesivos marqueses. Nesta ocasión imos estudar o enfrontamento entre o poder señorial e mailos asoballados vasalos. Todo se baseaba nun sistema político desigual, propio da sociedade estamental, con privilexios, mercedes e concesiois da Coroa. Por suposto, a lóxica histórica tiña que presentar variada conflitividade social por mor da lexítima resistencia dos vasallos.  



            Comezamos pois coa revolta do conde de Lemos cando intentou recuperar de novo Vilafranca en 1507. Sabemos que houbo unha forte represión por parte do marqués aos seguidores do nobre rebelde, “confiscó los bienes de algunos y condenó a muerte a los más destacados”. A mentalidade xusticieira dos marqueses xorde gravada en mármore no panteón da Anunciada, co lema “Terror e castigo”. Os problemas seguiron en 1545 coa traizón do administrador do marqués. O marqués marchara para Italia e deixou a súa muller de gobernanta. Pois ben, ésta denunciou que “quanto mal dizen e procuran (…) ciertos vasallos y criados” ” (C.J. Hernando Sánchez, 1994). Clarexos exemplos de que había resistencias internas ao goberno do marquesado.

            O século XVI foi moi conflitivo para o marquesado. Vilafranca preiteou contra os seus señores en 1566. Estes vasalos elaboraron un memorial de agravios que se refería ao peche de camiños públicos, roubo de auga de fontes, ocupación de cargos municipais cos seus criados, meter viño de fóra, etc. Outro tanto acontecerá con Cacabelos (1561), que denunciara a proibición de pesca no Cúa e caza en montes, pagos de alcabalas nas feiras, quitarlles un mercado, etc. E máis do mesmo sucedera na Cabeira (1527), onde se proibe aos veciños a caza. Houbo de protestar máis para que se lles concedera aos cabreireses cazar perdices (1554).



            Tamén sabemos do xuízo de residencia realizado ao gobernador do marquesado (1545). Do documento xudicial sabemos dos abusos do dito oficial señorial. “Mostraba tener parcialidad con sus deudos amigos y criados ansi en las causas de justicia”, ademais  por ter “labrado casas en Villafranca sin licencia del marqués”. Acúsanlle tamén de “que tuvo negligencia sin castigar los pecados públicos, mancebas de clérigos y frayles y casados”. Ademais doutros cargos por visitas de términos, toma de salarios de penas, maltrato de palabra, repartimiento de cantidades abusivas de maravedís entre vecindario, etc.

            No século XVII os problemas no marquesado continuaron. Ante a ausencia do marqués en Vilafranca queda de gobernadora a súa filla monxa, sor María de la Trinidad. As débedas do concello de Ponferrada permiten que os marqueses consigan a concesión real do cobro das alcabalas (imposto sobre o comercio) mentres os ponferradinos se resisten aos pagos. A dita sor María escribe ao seu pai (1614), “y todo topa en la dilación destas alcabalas que no se yo con que conciencia se las retienen”, e continúa co seu relato, “los más graçosos locos que he visto en mi villa, soñando de noche disparates que hacen a la mañana, pero como estos labradores son ynorantes van a sus aldeas a pregonarles mil boberías” (A Guzmán Sancho, 2015). Esta mentalidade señorial amosa a superioridade social cos seus vasalos bercianos rebeldes.



            Polo século XVIII son numerosas as queixas contra os oficiais do marquesado. O concello de Vilar de Corrais preitea contra o alcalde maior por usurpación de xurisdición (1788). O mesmo acontecerá entre ese dito oficial señorial e miloo concello de Corullón (1793). Máis longo foi o preito entre os lugares da gobernación de Valcarce a prol do cese do seu gobernador nomeado polo marqués (1785-1791).  

            Os correxidores de Vilafranca non tiñan boa zona en Vilafranca. En 1782 o correxidor señorial tivo que tomar declaraciois a veciños ante a aparición de certos  “pasquines que conspiraban contra el”, ademais de “haberle roto a pedradas las vidrieras de su casa una noche” (M. Higuera Quindos, 2017). Depois, en 1784, máis problemas de goberno pois outro correxidor se enfrontou aos alcaldes ordinarios da vila, para evitar competencia xudicial e cobrar el as costas e honorarios dos xuízos. As queixas populares son ben expresivas, “suplicamos a ustez nos consuele con algún remedio pues si sigue tanto daño consiguira acabar con nosotros y con nuestros vienes y asi pedimos aiga remedio para ello” (A. Alvarez de Toledo, 1997).



            Trala invasión napoleónica prodúcese a crise do Antigo réxime. As Cortes de Cádiz lexislan en contra do poder señoríal. Por suposto, os bercianos toman conciencia coletiva da nova política liberal e protestan ante os abusos señoriais. En Corullón reúnense localidades do marquesado para queixarse contra o alcalde maior do marquesado (1814), “de los crecidos salarios que exigen además de las estorsiones que son consiguientes extraiendo con la mayor violencia y sin ninguna consideración los bienes y efectos destos naturales”. Corullón comanda de novo as protestas tamén en 1815 e 1817, alegando a autonomía histórica desta vila fronte ao poder marquesal (MJ. Garcia González, 2007).

            Por suposto, as reformas liberais do XIX provocaron a resistencia de certos sectores sociais, caso da Igrexa (bispados, mosteiros e párrocos). Neste caso cabe salientar o informe elaborado polos cregos de ”los pueblos que se compone la Merindad de Aguiar en la provincia del Bierzo” (1817) que amosaron o seu apoio ao mantemento do marquesado de Vilafranca (I. García Tato, 2000). Recordemos que muitos cregos rurais desfrutaban dos beneficios en parroquias dependentes da Colexiata de Vilafranca, creada polos marqueses no século XVI. Finalmente o réxime señorial foi derrotado polo novo réximen liberal que creou a provincia de Vilafranca.

O Bierzo, xullo 2024. 


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lunes, julio 01, 2024

LA LEY DEL PATRIMONIO CULTURAL Y LAS LENGUAS

LIBRO EL BIERZO PROVINCIAL


EL PATRIMONIO CULTURAL Y LAS LENGUAS,

Por Javier Lago Mestre.

Las Cortes de Castilla y León acaban de aprobar una nueva Ley de Patrimonio Cultural. Esta norma tiene variados apartados que darían para amplios debates. Pero en este caso nos centraremos en una temática particular. Nos referimos al tratamiento que se da al patrimonio inmaterial, en su concreción idiomática. Resulta que las referencias al patrimonio lingüístico son muy escasas, lo cual resulta sorprendente.

            En dicha Ley autonómica se constata la mención al patrimonio cultural, “también forman parte del mismo el patrimonio documental, bibliográfico y lingüístico” (art. 12.1). Más adelante leemos la referencia a los bienes de interés cultural, “tradiciones y expresiones orales, incluidas las modalidades y particularidades lingüísticas como vehículo del patrimonio cultural inmaterial” (art. 22.1.b). ¡Curioso! Esas dos palabras, modalidades y particularidades, parecen querer minimizar y devaluar el patrimonio lingüístico. Y nos recuerdan otras del mismo tenor, hablas, dialectos, variedades, chapurreao, mistura… que nos traen referencias de tiempos pasados cuando se despreciaba el bilingüismo regional peninsular.



            El Estatuto de Autonomía de Castilla y León reconoce expresamente tres lenguas, a saber, castellano, leonés y gallego (art. 5). Por eso no se entiende que la dicha Ley del Patrimonio Cultural se refiera a “modalidades y particularidades lingüísticas”. Lo cierto es que en Castilla y León se hablan 4 lenguas territoriales con el eusquera del norte de Burgos. ¿Qué se pretende con esta diferenciación terminológica?. Hay una clara intencionalidad política de devaluación lingüística. Lo que son lenguas e idiomas pasan ahora a ser simples modalidades y particularidades. Se utiliza de nuevo el lenguaje jurídico con pretensión política de desprestigiar o ignorar los idiomas minorizados. Nadie puede dudar que la terminología puede manipularse, denigrar o valorizar ciertas palabras tiene sentido para el poder.

            Recordamos la comentada mención expresa a las lenguas de Castilla y León en el Estatuto de Autonomía. Pues bien, la lógica jurídica y política precisa de un desarrollo legislativo de mencionado artículo 5. Sin embargo, las Cortes autonómicas no han cumplido con su obligación de aprobar una Ley de lenguas de Castilla y León. Por eso era de esperar que dicha Ley del Patrimonio Cultural hiciera una mayor incidencia en la regulación jurídica del patrimonio lingüístico para compensar la escasa protección idiomática actual. Estamos ante una nueva oportunidad política perdida para mostrar el debido respeto por nuestro patrimonio lingüístico.



            Falta decir que en la disposición final 1ª, de dicha Ley del Patrimonio Cultural hay una nueva mención al patrimonio lingüístico. Sí, se nos anuncia que ese patrimonio lingüístico, mencionado en artículo 5 del Estatuto de Autonomía, “se regirá por sus normas específicas”. Mucho nos tememos que no se refiere a la aprobación de la necesaria Ley de Lenguas de Castilla y León, quizás futuras normas menores para la concesión meras subvenciones de algunas actividades lingüísticas, con el pretexto de evitar el reconocimiento de derechos idiomáticos a sus hablantes.

            Continúa dicha disposición final 1ª con la referencia a que las administraciones competentes “adoptarán las medidas oportunas tendentes a la protección y difusión” lingüística. Referencia indirecta al intervencionismo de la Junta de Castilla y León y a las instituciones locales. La Junta autonómica tiene la obligación estatutaria de “respeto y  protección de la lengua gallega” (art. 5) de El Bierzo. Sin embargo, poco más ha hecho que permitir parcialmente la enseñanza pública de este idioma. Aunque también denunciamos que la Ley del Régimen Local impone que el nombre de los municipios “habrá de ser en lengua castellana” (art. 24.1). Ejemplo claro de imposición idiomática. Por otra parte, la Universidad de León tiene una Cátedra de Estudios Leoneses que acostumbra pasar del gallego, no así del leonés presente en sus numerosas conferencias. Recientemente dicha Cátedra ha convocado un concurso sobre toponimia “para difundir aspectos específicos de la cultura en el ámbito leonés”, esperemos que esa cultura leonesa admita también la especificidad toponímica de la otra cultura gallega de El Bierzo.  



            La Diputación de León cuenta con su Instituto Leonés de Cultura, pues bien, en sus actividades la promoción del gallego ocupa un espacio residual. No edita publicaciones ni conferencias en gallego, solamente publicita un video por O Día da Lingua Galega, y concede una subvención escasa para un concurso escolar en gallego. Ultimamente ha convocado subvenciones para talleres culturales de juntas vecinales, donde se sugiere la “iniciación al leonés”, según consta en su página web. Así el idioma gallego se ignora de nuevo, esta dinámica política hay que calificarla de discriminatoria con la lengua de El Bierzo.

            Hemos visto varias administraciones que intervienen en materia cultural sobre el idioma gallego. Ahora bien, no parece lógico que esas instituciones que no utilizan este idioma porque no lo conocen tengan competencia cultural en el fomento del gallego. El principio administrativo de subsidiariedad determina que las competencias sean ejercidas por la institución local más cercana a los ciudadanos. ¿Qué pinta el Instituto Leonés de Cultura interviniendo en el gallego cuando lo debería hacer el Consejo Comarcal de El Bierzo?. ¡Hay que descentralizar ya! por parte de la Diputación de León en la institución comarcal, mediante convenio de trasferencia, delegación o encomienda de gestión. Esto sería lógica política y eficacia administrativa frente al centralismo cultural que denunciamos. El Consejo Comarcal está donde vivimos los hablantes de gallego, y no a más de 100 kilómetros donde reside la sede del Instituto Leonés de Cultura, asentado en otro ámbito lingüístico muy diferente.



            Estamos hartos de viejas políticas culturales que se reducen a convocar concursos de recuperación de literatura oral, recopilación de topónimos rurales, fijación de imaginarias isoglosas filológicas, investigaciones de hablas locales, etc. En El Bierzo defendemos un idioma gallego moderno que nos une a la amplia comunidad lingüística del noroeste, y que nos puede abrir más al mundo con el internacionalismo del portugués. Para esto precisamos de la normativización del gallego (nuevo léxico, gramática, fonética…), además de la normalización que nos ampliará los ámbitos lingüísticos (enseñanza, administración, digitalización, inteligencia artificial, etc). Por todo ello, resulta inútil insistir en trasnochadas políticas culturales, anquilosadas en el tradicionalismo dialectal, sin fomentar idiomas regionales con miradas de futuro por caminos de progreso tecnológico.

O Bierzo, julio de 2024.  


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