LA HISTORIOGRAFÍA LEONESISTA ATACA...
POR LA ALTERNATIVA HISTÓRICA BERCIANA,
Por Xabier Lago Mestre, Pte. Fala Ceibe do Bierzo.
Por Xabier Lago Mestre, Pte. Fala Ceibe do Bierzo.
falaceibe@yahoo.es
Tras leer el artículo "Manipulación histórica y provincia de El Bierzo", en el que se critica mi trabajo, publicado en Diario de León, el 21 de noviembre último, considero que debo ejercer mi derecho de respuesta. Conviene comentar que resulta difícil defender cualquier postura que cuestione parcialmente las tesis de la historiografía leonesa. Las ofensas personales de Laureano Rubio desprestigian el debate dialéctico. Visto lo visto, compadezco a su alumnado discrepante. A más de uno esta agresividad verbal le recordará la intolerancia que tuvo que soportar el catedrático Mariano González Clavero, autor del libro "Castilla y León. El proceso autonómico" (2004), al ser acusado de falta de objetividad histórica por parte del leonesismo político.
Que uno sea berciano y hablante del idioma gallego, como es mi caso, no debería provocar una crítica tan plena de prejuicios, "que el autor y los bercianos quieren autonomía, independencia, ser gallegos, asturianos, tener su propia provincia o diputación (...)". La subjetividad de Laureano Rubio se pone de manifiesto cuando censura las "instituciones locales inútiles", caso del Consejo Comarcal de El Bierzo, "como forma de divide y vencerás". En cambio, bien que defiende otras instituciones leonesas, como pueden ser las juntas vecinales o la región leonesa. Sus argumentos económicos y clientelares, utilizados en el desprestigio de nuestro Consejo Comarcal, también servirían para negar la existencia de la Comunidad Autónoma de León, por parte de los contrarios a su creación.
Dejamos de lado estas alusiones personales para entrar en el tema de la provincia histórica de El Bierzo. Está claro que esta provincia ha evolucionado a lo largo de los siglos. No tiene el mismo significado la referencia "in provincia Bergido" (año 973), que la provincia de El Bierzo durante la Edad Moderna, o la de Villafranca del Bierzo de 1822. Porque incluso esta última provincia tiene una cuestionable relación con las actuales provincias, en temas como el control que ejercía en aquella el jefe político o la especial democracia censitaria. En mi previo artículo, "El reconocimiento institucional de El Bierzo", insisto en la vinculación entre el corregidor de Ponferrada y la provincia respectiva. La institución corregimental da contenido a la provincia ya que ésta es uno de los ámbitos territoriales donde ejerce parte de sus funciones. Recordemos que los otros tres espacios geográficos donde intervenía fueron: Ponferrada, los lugares de la jurisdicción de esta villa y las zonas realengas de la provincia. El Bierzo era en su mayor parte señorial, laico, eclesiástico y monástico, y en estas jurisdicciones no realengas el corregidor sólo podía actuar con funciones investigadoras, judiciales, ejecutivas, etc previa comisión del Consejo Real.
A fines del siglo XV la Corona estableció el corregimiento en Ponferrada para pacificar esta villa y el resto de la región de El Bierzo. El corregidor tuvo la competencia fundamental de aplicar la justicia real en toda la provincia, justicia que estaba por encima de la señorial. Los Reyes Católicos percibieron la diferencia entre los dos territorios vecinos, León y El Bierzo, por eso en un privilegio dado al lugar de Acebo (1489), se indica "y el hospital de Fuencebadón que son en el Puerto de Rabanal de la entrada del Reino de Galicia (...)". Distinción que también se constata en la constitución de un partido fiscal específico para El Bierzo, diferenciado parcialmente del otro partido de León, como así aparece en los degloses de la contabilidad de las rentas reales (servicios, hermandad, alcabalas, etc). En este sentido, los propios corregidores de León y Ponferrada (1752) vieron reforzadas sus competencias fiscales en sus ámbitos territoriales, "por el Corregidor Intendente general de la Real Hacienda de León y su Reino" y "Corregidor, Justicia Mayor y Superintendente general de Rentas Reales, Servicio de Millones de ella", respectivamente. Así pues, discrepamos con la postura de Laureano Rubio cuando dice que "la provincia fue sólo un referente territorial y no tuvo un marco institucional determinado", hay una estrecha vinculación histórica entre el corregimiento de Ponferrada y la provincia de El Bierzo, al ejercer en ella parte de sus funciones gubernativas, judiciales y fiscales. Resulta un error considerar El Bierzo sólo una comarca más de León, ningún otro de estos territorios tuvo un corregimiento unido a su provincia durante tantos siglos, con las excepciones de la capital leonesa y la prefectura de Astorga a comienzos del siglo XIX.
Las continuas discrepancias interpretativas entre León y El Bierzo, sean a nivel político, geofuncional, histórico o lingüístico, caso de la existencia del idioma gallego, constatan el desconocimiento mutuo y confirman la necesidad que hay de renovar las investigaciones histórica, filológica o sociológica para comprender mejor el pasado y el presente de la región berciana por parte de todos. A esto se une un problema de fondo. Hay cierta historiografía leonesa que mantiene la estrategia de devaluar el reconocimiento institucional de El Bierzo, por considerarlo peligroso para su discurso ideológico, elaborado éste con la intención de fundamentar la creación de la Comunidad Autónoma leonesa. Pero mal ejemplo es la táctica que pretende reivindicar "los derechos históricos de una región y de un Reino" leoneses a base de negar cualquier mínima autonomía berciana, a pesar de la demanda social y de la pervivencia secular de la provincia de El Bierzo.
Ponferrada, diciembre de 2006.
Tras leer el artículo "Manipulación histórica y provincia de El Bierzo", en el que se critica mi trabajo, publicado en Diario de León, el 21 de noviembre último, considero que debo ejercer mi derecho de respuesta. Conviene comentar que resulta difícil defender cualquier postura que cuestione parcialmente las tesis de la historiografía leonesa. Las ofensas personales de Laureano Rubio desprestigian el debate dialéctico. Visto lo visto, compadezco a su alumnado discrepante. A más de uno esta agresividad verbal le recordará la intolerancia que tuvo que soportar el catedrático Mariano González Clavero, autor del libro "Castilla y León. El proceso autonómico" (2004), al ser acusado de falta de objetividad histórica por parte del leonesismo político.
Que uno sea berciano y hablante del idioma gallego, como es mi caso, no debería provocar una crítica tan plena de prejuicios, "que el autor y los bercianos quieren autonomía, independencia, ser gallegos, asturianos, tener su propia provincia o diputación (...)". La subjetividad de Laureano Rubio se pone de manifiesto cuando censura las "instituciones locales inútiles", caso del Consejo Comarcal de El Bierzo, "como forma de divide y vencerás". En cambio, bien que defiende otras instituciones leonesas, como pueden ser las juntas vecinales o la región leonesa. Sus argumentos económicos y clientelares, utilizados en el desprestigio de nuestro Consejo Comarcal, también servirían para negar la existencia de la Comunidad Autónoma de León, por parte de los contrarios a su creación.
Dejamos de lado estas alusiones personales para entrar en el tema de la provincia histórica de El Bierzo. Está claro que esta provincia ha evolucionado a lo largo de los siglos. No tiene el mismo significado la referencia "in provincia Bergido" (año 973), que la provincia de El Bierzo durante la Edad Moderna, o la de Villafranca del Bierzo de 1822. Porque incluso esta última provincia tiene una cuestionable relación con las actuales provincias, en temas como el control que ejercía en aquella el jefe político o la especial democracia censitaria. En mi previo artículo, "El reconocimiento institucional de El Bierzo", insisto en la vinculación entre el corregidor de Ponferrada y la provincia respectiva. La institución corregimental da contenido a la provincia ya que ésta es uno de los ámbitos territoriales donde ejerce parte de sus funciones. Recordemos que los otros tres espacios geográficos donde intervenía fueron: Ponferrada, los lugares de la jurisdicción de esta villa y las zonas realengas de la provincia. El Bierzo era en su mayor parte señorial, laico, eclesiástico y monástico, y en estas jurisdicciones no realengas el corregidor sólo podía actuar con funciones investigadoras, judiciales, ejecutivas, etc previa comisión del Consejo Real.
A fines del siglo XV la Corona estableció el corregimiento en Ponferrada para pacificar esta villa y el resto de la región de El Bierzo. El corregidor tuvo la competencia fundamental de aplicar la justicia real en toda la provincia, justicia que estaba por encima de la señorial. Los Reyes Católicos percibieron la diferencia entre los dos territorios vecinos, León y El Bierzo, por eso en un privilegio dado al lugar de Acebo (1489), se indica "y el hospital de Fuencebadón que son en el Puerto de Rabanal de la entrada del Reino de Galicia (...)". Distinción que también se constata en la constitución de un partido fiscal específico para El Bierzo, diferenciado parcialmente del otro partido de León, como así aparece en los degloses de la contabilidad de las rentas reales (servicios, hermandad, alcabalas, etc). En este sentido, los propios corregidores de León y Ponferrada (1752) vieron reforzadas sus competencias fiscales en sus ámbitos territoriales, "por el Corregidor Intendente general de la Real Hacienda de León y su Reino" y "Corregidor, Justicia Mayor y Superintendente general de Rentas Reales, Servicio de Millones de ella", respectivamente. Así pues, discrepamos con la postura de Laureano Rubio cuando dice que "la provincia fue sólo un referente territorial y no tuvo un marco institucional determinado", hay una estrecha vinculación histórica entre el corregimiento de Ponferrada y la provincia de El Bierzo, al ejercer en ella parte de sus funciones gubernativas, judiciales y fiscales. Resulta un error considerar El Bierzo sólo una comarca más de León, ningún otro de estos territorios tuvo un corregimiento unido a su provincia durante tantos siglos, con las excepciones de la capital leonesa y la prefectura de Astorga a comienzos del siglo XIX.
Las continuas discrepancias interpretativas entre León y El Bierzo, sean a nivel político, geofuncional, histórico o lingüístico, caso de la existencia del idioma gallego, constatan el desconocimiento mutuo y confirman la necesidad que hay de renovar las investigaciones histórica, filológica o sociológica para comprender mejor el pasado y el presente de la región berciana por parte de todos. A esto se une un problema de fondo. Hay cierta historiografía leonesa que mantiene la estrategia de devaluar el reconocimiento institucional de El Bierzo, por considerarlo peligroso para su discurso ideológico, elaborado éste con la intención de fundamentar la creación de la Comunidad Autónoma leonesa. Pero mal ejemplo es la táctica que pretende reivindicar "los derechos históricos de una región y de un Reino" leoneses a base de negar cualquier mínima autonomía berciana, a pesar de la demanda social y de la pervivencia secular de la provincia de El Bierzo.
Ponferrada, diciembre de 2006.